27 julio 2012

Una visita con sabor a nostalgia.

…Hacía una espléndida mañana de Julio y el sol atizaba sin lástima ni compasión. Detuve el coche delante de la puerta de mi ex. Bajé y miré el espléndido espectáculo. A lo lejos, la vasta extensión líquida se estiraba esplendente como un pavimento de cristal líquido. Abrí la puerta de la verja que chirriaba como siempre y crucé el jardín en dirección a la entrada principal. Llamé, y ella me abrió. La recorrí con la mirada en una calmosa declinación, paladeando su aire garboso sobre aquel lienzo coloreado. Mis ojos se detuvieron en la suave curva de sus senos, que el proteico escote dejaba casi al descubierto. Sus dorados pechos turgentes no cesaban de mirarme licenciosos, y sus ojos color aguacate, muy brillantes,  y rodeados por oscuras y largas pestañas negras, me miraron con mayor fijeza si cabe. Era temprano,  y aquel oleaje de sensualidad que rebozaba, apresuradamente y deliberadamente de sus labios húmedos y carnosos llegó casi a turbarme. Algunas mujeres, y ella pertenece a esa especie, no te miran, te irradian hasta quemarte la retina. Poseen ese fuego férvido, ardiente, que te abrasa lentamente, y se mueven, hablan y hasta respiran de forma tan erótica, que todos los hombres se mueren por ellas. 
Ella me miró, primero sorprendida, luego  con una sonrisita que se me clavó en lo más hondo de mi maltrecho ego y me dijo:

-Vaya, vaya, el señor García en persona. ¿A qué debo tal honor?

Sin hacer caso a su ironía, la miré dulcemente a los ojos y le dije:

-Hola preciosa, he venido a recoger unos  cachivaches personales que siguen guardados, si no los has vendido, en un armario del garaje.
-Señora Díaz para ti, querido.
-Hola señora Díaz: he venido a recoger unos cachivaches personales que siguen guardados, si no los has vendido, en un armario del garaje. Por cierto, ¿sabe la señora Díaz que sigue igual de preciosa?

A ella no le gustó mi sonrisa. La puso nerviosa y eso la irritó, lo noté.

-Hice todo lo que pude. Y deja de llamarme “preciosa”, ¡machista de pacotilla!
-Pues no me llames “querido”, señora Díaz. Dime, ¿Qué piensas hacer esta noche? No me digas que sales otra vez con cuatro lechuguinos.

Montó en cólera inmediatamente. Y yo comprendí que no había perdido mi capacidad de sacarla de sus casillas.

-Con quien salga es mi problema. Recuerda que ya no somos pareja. 
- Duras palabra para un hombre que ha compartido tu vida durante veinte años. Pero es verdad, tienes razón. Aunque una vez, hace  años, tuve un sueño aquí mismo. Aún quedan algunos jirones. No me gustaría que el resto se desvaneciera.
-¿Sabes cuál es tu problema, Ton?
-¿Que con los años gano en delicadeza sin perder fuerza?
-No. Tu falta de sentido común. 
-¡No me digas! ¿Es el sentido común ese hombrecillo de traje gris que nunca se equivoca al sumar?
-No has cambiado nada. Siempre tan infántil, irónico y sarcástico.

Saqué mi cajetilla de tabaco, sin hacer caso a su comentario y dije:

-¿Quieres uno?
-Sólo fumo cuando estoy muy deprimida. Y desde que te dejé no lo estoy. ¿Satisfecho?
-¿Cómo puede ser tan dura una mujer tan dulce?
-¿Qué demonios te importa a ti? Si no fuese dura, no estaría viva. Cuando era dulce, no lo valorabas.
-Es posible. ¿Recuerdas aquel día que fuimos de excursión a la montaña?
-No, borré todos los recuerdos. Los buenos y los malos.
-El camino se bifurcaba. Pasamos frente a casas de estilo canadiense enclavadas en lo alto de la ladera… La carretera terminaba en una plazoleta en la que se podía dar la vuelta. Había dos casas de grandes dimensiones  hechas a base de madera, cristal y ladrillo y las ventanas orientadas hacia el valle eran de cristal verdoso. El panorama era magnífico. Nos recreamos en su contemplación durante unos minutos, ¿recuerdas?
-Hablas demasiado. Las personas embaucadoras son así. Primero monosílabos y después un discurso. Y dime, ¿Sigues con tu afición de escribir historias fantásticas?
–Sí, pero escribo cuando puedo y no escribo cuando no puedo; y siempre por la noche.
-De noche, uno tiene ideas muy brillantes, pero no se sostienen.
-Esto lo descubrí hace mucho.
-Yo descubrí  lo  horrible que es admirar lo que escribe un hombre y después conocerlo.
-A mi me pasó lo mismo con un libro que compré. ¿Te lo conté? Era un libro perfectamente bueno... Estaba dispuesto a que me gustara, había leído sobre él y entonces le echo una mirada a la foto del tipo y es obviamente un completo imbécil, una basura realmente abrumadora (fotogénicamente hablando) y no pude leer el maldito libro. ¿Por qué diablos esos idiotas editores no dejan de poner fotos de escritores en sus sobrecubiertas, eh?  
-¡Y a ti que te importa, si nunca verás la tuya en ningún libro! Verás Ton,  la frase con alambre de púas, la palabra laboriosamente rara, la afectación intelectual en el modo de escribir, son todos trucos divertidos, pero inútiles.
-¿Y mi estilo… qué me dices de mi estilo?
-Eres estrictamente del tipo de los que se quedan en la superficie, y tu carácter es una mezcla no llevadera de indiferencia exterior y arrogancia interior.
-Sí, lo sé, pero ya sabes cuánto me gusta pensar que el artista de cómics es mejor dibujante que Leonardo Da Vinci, sólo por tocar los cojones, claro, ya me conoces.
-Te conozco. Y dime Ton, cambiando de tema: ¿has pensado ya lo que quieres ser de mayor? Si es que maduras algún día, claro.
-...Morfinómano en China,
desertor en la guerra,
boxeador en Detroit.

Cazador en la India,
marinero en Marsella,
fotógrafo de Playboy.

Pero si me dan a elegir
entre todas las vidas, yo escojo
la del pirata cojo
con pata de palo,
con parche en el ojo,
con cara de malo.
El viejo truhan, capitán
de un barco que tuviera por bandera
un par de tibias y una calavera.

Lo siento preciosa, no he podido evitar acordarme de Sabina.

25 julio 2012

La piedad.

Sócrates se encuentra en las escaleras del juzgado de guardia (ya me entendéis) a un amigo que está muy compungido por haber llevado a su padre a los tribunales.

-¿Contra quién pusiste tu acusación?
-Contra mi padre.
-¿Tu padre?
-Ay, sí, Sócrates.
-¿Y de qué lo acusas?
-De homicidio
-¿Qué? ¿Acaso mató a alguno de la familia?
-No, ¿pero por qué me lo preguntas?
-¿No traerías a tu padre delante de la justicia por la muerte de un extraño?
-¿Y por qué no? Es raro que tú, Sócrates, hagas diferencias entre la muerte de un extraño y la de un familiar. La mancha es la misma. Si uno tiene conocimiento de un crimen debe purificarse acusando al culpable. Cualquiera que sea el criminal, y cualquiera la víctima.
-¿Pero qué fue lo que pasó?
-El muerto era un trabajador de unos de nuestros talleres. Bebió y golpeó a un compañero, matándolo. Entonces mi padre lo hizo arrojar a un pozo, y mandó a un emisario a Atenas para ver cómo tratar el asunto, entretanto se olvido del hombre que se moría en el pozo. La gente me censura, me dice que es impío que un hijo acuse a su padre... Esa gente no sabe, Sócrates, lo que es la piedad. Yo sí lo sé. No habría ninguna diferencia entre la gente común y yo si no lo supiese.
-Entonces querido amigo explícamelo te lo ruego, me será de utilidad para mi propio proceso.
-Piadoso es lo que yo hago, llevar la justicia a cualquiera que haya cometido un crimen, aún si es la madre, el padre, o el hijo. Zeus es el más justo de los dioses, encadenó a su padre Urano para castigarlo por haber devorado a sus propios hijos.
-Dadas las acusaciones formuladas en mi contra prefiero no hablar de la debilidad pero entre nosotros, ¿de veras crees que así sucedieron las cosas entre Zeus y su padre?
-Claro, y conozco mas detalles curiosos que el mundo ignora.
-¿Entonces crees que hay conflictos entre los dioses?
-Sí, y podría contarte cosas sobre los dioses que quedarías maravillado.
-No, mejor dime algo más útil para mi proceso, ¿qué es la piedad?
-Lo que agrada a los dioses, eso es piadoso. Lo que les desagrada es impío.
-Pero acabas de decirme que los dioses luchan entre sí… entonces disputan a al igual que nosotros sobre lo que es bueno y malo, ¿no?
-Ah, eso es evidente
-Entonces, en tu opinión, una misma cosa podría agradar a un dios y desagradar a otro.
-Si
-¿Que quieras castigar a tu padre podría entonces complacer a Zeus y molestar a Urano?
-Si
-Complacer a Hefestos y desagradar a Hera…entonces si entiendo bien, una misma acción puede ser al mismo tiempo agradable y desagradable a los dioses…es decir, al mismo tiempo piadosa e impía pero eso es imposible…te lo suplico dime que es la piedad.
-Humm…En otra ocasión, Sócrates…ahora tengo que hacer…ejem…te saludo...

La belleza.

¿Qué es la belleza? Para explicarlo nada mejor que escuchar a Sócrates. Como casi siempre que Sócrates interviene no sacaremos nada en claro, pero nos hará pensar, y eso, de por sí ,es bueno, ¿no?

(Hípias caminando con un grupo de a migos se encuentra con Sócrates)

-Miren ahí va Sócrates. Te saludo Sócrates.
-Oh, el excelente Hípias, hace mucho que no teníamos el placer de verte por la ciudad, ¿a dónde vas tan bien equipado?
-Al gimnasio a pronunciar un discurso sobre la genealogía de los Dioses… ¿te gustaría escucharlo?
-Tengo cosas que hacer y lamentablemente no puedo acompañarte.
-Es un discurso que ya he hecho y todos me han dicho que es muy bello. Sería un honor tener también tu opinión.
-Dijiste muy bello… ¿sabes entonces lo que es la belleza?
-.Claro, ciertamente
-¿Y serías capaz de explicármelo?
-Nada es más fácil. Una bella virgen he ahí Sócrates lo que es bello.
-Buena respuesta pero dime Hipias, ¿se podría decir que una mula es bella?
-Si, en mi pueblo hay mulas de gran belleza.
-¿Y una bella cacerola se puede decir que es algo bello?
-¡No entiendo querido Sócrates que te puedas servir de un objeto tan prosaico para hablar de cosas tan elevadas!
-¡Qué quieres soy tan rustico! De todos modos aun tú debes aceptar que una bella cacerola es bella.
-Si quizá, pero la más bella cacerola en comparación con una bella virgen es fea.
-¡Como la más bella de las vírgenes será fea en comparación con un Dios! ¿No es eso lo que quieres decir?
-Exactamente.
-Y sin embargo antes dijiste: “una bella virgen he aquí lo que es bello”. Y ahora me dices que comparada con un dios es fea… pero no puede ser bella y fea al mismo tiempo.
-Bueno…ejem…te lo explicare otro día,…Humm…… cuando quieras… te saludo Sócrates, me están esperando.

24 julio 2012

Carta que nunca llegará.



Me complacería tener la inspiración para escribir algo mejor que lo que estoy por escribirte ahora, porque estoy seguro de que te mereces más...
Sé que no es el lugar más adecuado para decirte lo que siento por ti... pero me parece una buena plataforma de lanzamiento para recordarte cuánto te amo, y gritárselo al mundo.
Al principio no creí que durara mucho nuestra relación. Bueno, la ver
dad es que no daba un chavo por ella. Los dos veníamos de cosas difíciles...yo más que tú... pero cada día que pasó desde que nos conocimos en aquel sex shop del Raval (te acuerdas verdad?) hasta hoy me siento más seguro de que tomé las decisiones correctas. Eres todo lo que siempre anhelé, y cada día que pasa te amo más y más.
Encontrar tu fragancia en mi almohada al acostarme me hace recordarte cada segundo, y el recuerdo de tu sonrisa hace que me levante cada mañana y enfrente la vida con otro ánimo. Sí, ya lo sé, soy un romántico. Me lo has repetido hasta la saciedad, pero ya no puedo vivir sin tus caricias, tus besos, tu voz....tus marrullerías. En definitiva, no puedo vivir sin tí.
Mi amor... TE AMO! Y no me alcanza mi corto vocabulario para describir cuánto. Ya sabes que solo pude estudiar de noche, y eso cuando atinaba con la academia. En fin amor mio, lo que quiero decir es que deseo pasar mi vida contigo. Quiero imaginar un futuro juntos, revueltos y felices. Y para eso te necesito. Yo solo no puedo. No completo la ecuación.
Soy consciente que no voy a estar contigo cuando leas esto para poder envolverte, rodearte con mis brazos y besarte como te mereces... pero lo voy a hacer un rato más tarde, después del partido de fútbol de esta noche. Recuerda que hoy juega mi querido Barcelona contra aquella banda de desalmados vestidos de blanco.
Te amo preciosa... con toda mi alma, con todo lo que tengo, a pesar de las peleas que podamos tener, de los desencuentros, de las llegadas tarde, de lo mal que cuentas los chistes y de tu regla que no sigue pautas ni ciclos regulares... sí... más allá de todo eso, y a pesar de lo mal que haces el amor: TE AMO y quiero amarte así y mucho más hasta el día que te mueras, y si viene algo después... también quiero pasarlo contigo.

21 julio 2012

Conversación Kafkiana entre mi YO grande y mi yo pequeño.

“lopadotemakhoselakhogaleokranioleipsanodrimypotrimmatosilphiokara
bomelitokatakekhymenokikhlepikossyphophattoperisteralektryonoptekeph
alliokinklopeleiolagōiosiraiobaphētraganopterygon”

-¡Quieto parado! ¡Dejad el teléfono! No llaméis a los loqueros… todavía. No, no estoy loco, cuerdo tampoco; digamos que estoy entre “Pinto y Valdemoro”, o entre “Vilanova i la Geltrú y Vilanova i la Geltrú”, o entre Baden badén y Vilafranca del Penedés, o entre… ¡pero qué digo! Si a vosotros no os importa como estoy, ni como me encuentro, ni como…ni a vosotros ni a nadie que conozca, por cierto.  Pero basta ya de enrollarse como una alfombra persa, y vayamos a lo que importa. Lo que acabáis de leer, si es que habéis tenido  el aire suficiente para hacerlo (los fumadores como yo quedan excluidos de la prueba), se llama también “lopadono”,  para abreviar, creo. Es el nombre de un plato culinario ficticio mencionado en la comedia “Las asambleístas” de Aristófanes, y es, obviamente, la palabra más larga del idioma griego (aunque sospecho que también es la más larga e inacabable que existe sin importar el idioma o dialecto). El término original en griego agrupa 171 caracteres, pero yo que soy un valiente y temerario he elegido la transliteración latina que consta de 182 letras.
Es conocida desde hace siglos como la palabra más larga y el diccionario Liddell & Scott la traduce como: «nombre de un plato compuesto de toda clase de delicatessen, pescado, carne, aves de corral y salsas»…

-Espera…para los bueyes y aparca el carro, Ton…Sí... vale… de acuerdo...está muy bien. Es una curiosidad, como una de tantas más que te gustan a ti. ¿Pero de verdad crees que esto le interesa a alguien?
-Bueno, a algún curioso como yo que…
-No digas tonterías. En tu blog solo hay una curiosa, y todos sabemos quién es y como se llama: Belén.
-Lo ves, tú lo acabas de decir…tengo una curiosa en mi blog, y solo por eso vale la pena seguir subiendo cosas como esta, ¿no?
-Otra majadería de las tuyas. Hoy estás sembrado. ¿Tú piensas en serio que puedes mantener  tu blog vibrante y apasionante con una sola “curiosa”? ¿Pero tú en qué galaxia vives? ¡Tarado…que eres un tarado!
-De acuerdo, solo tengo una curiosa, y efectivamente si un día abandona mi blog…
-Cuando…
-¿Eh?
-Cuando un día abandone tu blog.
-Vale, vale…veo que te gusta jugar con la semántica, pero te diré que lo importante es que sé que seguirá siendo mi curiosa por muchos años.
-Que te lo crees tú, Carduelis cannabina.
-Oye, a mi me hablas bien o me marcho ¿vale? ¿Qué es eso de “Carduelis cannabina?
-Pardillo… es un pardillo… como tú.
-¡Ajá! Seré un pardillo, vale, pero esa única curiosa de mi blog nunca me abandonará, ¿y sabes por qué?
-¡Sorpréndeme!
-Porque nos parecemos como dos gotas de agua. Tenemos las mismas conexiones karmáticas… ah, y arrastramos la misma fatalidad desde nuestras vidas pasadas.
-No digas bobadas… te pareces a ella y ella a ti, como un huevo a una castaña. Y te diré más cuando encuentre a alguien que la haga vibrar como las cuerdas de un violín, y eso está al caer, te enterarás de lo que vale un peine.
-Oye, oye… si sabes algo que yo no sepa, haz el favor de decírmelo, y deja ya de dar vueltas y vueltas. ¿De verdad crees que mi única curiosa, la que le da vidilla a mi blog está a punto de abandonarme por otro?
-¡Serás capullo! ¿Pero tú en qué planeta vives? ¿Qué te crees? ¿Que puedes estar toda la vida con tus mismas tonterías sin aburrir a Dios y a la única curiosa que tiene la santa paciencia de entrar cada día y leer las chorradas que dices?
-Pues es que yo pensaba que…
-¿Quieres un consejo, listillo?
-Sí, claro, me vendría bien y además…
-No vuelvas a patinar como hiciste ayer, y nunca digas que no recuerdas algo.
-¿Pero crees de verdad que ayer metí la pata?
- La pata, y el muslamen. Nunca… repito… nunca le digas a una mujer, y menos si esa mujer es la única curiosa que tiene redaños de leer todo lo que subes aquí, que no recuerdas algo que ella te ha dicho o referido en el pasado, sea éste, cercano o lejano. ¿Nunca me entiendes, capullo?
-Pero yo solo le dije que me diera una pista para recordar de lo que me estaba hablando y…
-Nunca, me entiendes, NUNCA…Tú le deberías haber dicho que lo recordabas con pelos y señales, y que fue un momento crucial en vuestra relación… ¿comprendes, inútil?
-¡Ya! Pero si aquello realmente solo fue un cruce de comentarios sin importancia, por eso no lo recordaba y…
-Veo que sigues sin aprender: “cruce de comentarios sin importancia” -dices-. Todo, absolutamente todo tiene importancia para una mujer. Espera pimpollo, lo repito: TODO TIENE IMPORTANCIA PARA UNA MUJER. ¿Como te lo tengo que decir?  ¿Cuántos años llevamos hablando de lo mismo, eh?
-Pero Belén me comprendió, y hasta me dijo que no tenía importancia y…
-Te la tiene guardada y jurada. Ya lo verás. Seguro que ahora mismo está surfeando por Internet buscándote un recambio.
-Ah, eso es imposible, no hay nadie como yo…
-Que no…¿conoces a uno que se llama “Autógeno”? Tiene un blog donde se pajea mentalmente con nocturnidad, y créeme, éste te va a hacer sombra. Además es mucho más inteligente que tú, y más joven.
-Ya sabía que tú sabías algo. Pero éste “Autógeno” no es rival para mí.
-¡Ja! Te va a dar para el pelo. Este tío se ha leído toda la obra de Cioran y Schopenhauer, y hasta los imita cuando escribe.
-Sí, pero él no sabe hacer poesías.
-Tú tampoco, no lo olvides. Y él, aunque no sepa, tiene otro blog donde intenta emular a Verlaine.
-Vale, pero yo escribo historias divertidas, y eso él es incapaz de hacerlo porque su mundo es tétrico y oscuro.
-Ese mundo le gusta a las mujeres como Belén. Es un mundo donde ella se desenvuelve muy bien. Allí puede sacar todo lo que aprendió leyendo a Kundera y Kafka.
-No me convences. Sé que mi única curiosa, Belén, es ecléctica, me lo ha dicho, y necesita dispersarse. No la veo metida en un agujero negro.
-Pues te daré un último consejo: o le prestas más atención y no olvidas nunca más lo que te diga, sea lo que sea, o te veo menos futuro que el sastre de Tarzan.
-Bueno, tal vez tengas razón, pero no vas a acojonarme. Tengo más amigos y amigas. Mira, por ejemplo: Patricia. Ella me entiende también.
-¡Pero qué corto eres! Patricia solo te quiere para masturbarse mientras habla contigo.
-Tampoco te pases… Patricia es mucho más de lo que parece ser. Y sí, es verdad que es un poco lujuriosa, pero a mí me gusta. De todos modos no solo tengo Patricia, también hay Isabel.
-¿Isabel? Me cagoen…a Isabel solo le interesa la poesía.
-Sí lo sé, le gusta Benedetti, Rubén Darío, Neruda, Sánchez Albornoz…
-Sánchez Albornoz no es un poeta, idiota, fue un historiador. Y muy notable por cierto.
-Tú entiendes lo que quiero decir. Isabel ama la poesía, es cierto, y yo en mis ratos libres también soy poeta. Pero hay más. Qué me dices de Natalia, ¿eh?
-Tú eres tonto. Natalia, es una bruja, y te conoce. Sabe que eres como el perro del hortelano.
-Bueno, no vas a conseguir hundirme en mi miserable vida. Tengo más amigas que me comprenden. Mira, por ejemplo, Susana, la salmantina que vive en unas islas…Canarias creo.
-Tío, lo tuyo no lo remedia ni Freud. Susana es práctica y pragmática, y solo baila al son que ella elige…y cuando lo elige.
¿Y qué me dices de Cristina, eh?
-¿La médico?
-Sí, ¿qué pasa?
-Estás peor de lo que pensaba. Cristina es inteligente, ¿no lo has visto? Y dime ¿desde cuándo una persona inteligente, y mujer, se ha llevado bien contigo?
-Ah, te he pillado. Belén es inteligente y se lleva de puta madre conmigo, listillo.
-Belén es inteligente, es cierto, pero te aguanta porque en el fondo te quiere, ¿o no lo sabes, idiota?
-Sin faltar, eh…que lo entiendo todo sin que me insulten. Pues te diré una cosa: no me importa.
-¿Qué es lo que no te importa?
-No me importa que solo me quiera Belén.
-¿Ah no?
-No. Porque tampoco hago yo nada para que me quieran otras. ¿Quieres que te dé más nombres eh, listillo?
-Sí, a ver mamoncete…dime más nombres.
-Pues mira: Chere, laura, Inma, Montse, Rocío, Alicia, Carmen…y todas las que se han perdido en el camino. Y son muchas. ¿Qué, eh?
-¿Lo ves? Este es tu problema: que te vas a quedar solo por gilipollas y por…. ¿Sabes por qué más?
-No,  no lo quiero saber. Yo solo estoy aquí de paso, como todos, e intento dar lo mejor de mí. Y sé que todas lo saben... eso me basta. Y como dijo don José Ortega... y Gasset también:
Algunas personas enfocan su vida de modo que viven con entremeses y guarniciones. El plato principal nunca lo conocen.

13 julio 2012

El sufrimiento.


Templados por la galbana de sus sordideces, el encargado de sintonizar los hechos pasados en las ficciones presentes es incapaz de no aterrarse ante cualquier clase de sufrimiento, por pequeño que sea. Cualquier aprobación necesaria para seguir cometiendo errores, cualquier golpe de la vida, son tomados como ultrajes intolerables, dignos de malevolencias y de extirpación.
¡Qué falencia de miras cortas! Filosofando únicamente en la complacencia inmediata, el  primer intruso de la tierra no logra estabilidad duradera. Y lo incuestionable es que el ego, digan lo que digan, el fanatismo de botiquín con caridad de mendrugo que pugna por el apostolado jurídico mundial para santificar un prototipo caramelizado de ser humano frente al cual toda divergencia parezca una amenaza y cualquier oposición una herejía excomulgada de la historia, y las Constituciones, necesita labrarse con cincel, como la escultura hermosa. Antes de alcanzar la Iluminación y convertirse en Buda, Siddhartha tuvo que salir de los muros de su edulcorado palacio y sentir así la indefensión, para conocer las Cuatro Nobles Verdades, que conforman el primero de los ocho pasos del Sendero emprendido por el individuo que se ha resignado al santísimo gusto de expulsar de su rutina a los intrusos ante la incapacidad mental o material de eliminarlos.
Quebrar y aronadar el apéndice invisible relleno de amor propio que se afana en estorbar al sujeto cuando pretende estar activo y se dedica a importunarlo cuando decide relajarse y los caprichos del ego supone dejar florecer la esencia que dormía oculta debajo: el legítimo Yo, el Sí impersonal y aformal que late bajo todo el Cosmos revelado y que solamente en el camino hacia la espiritualidad va desprendiéndose de dermis espurias. Una humillación sobrellevada convenientemente avienta la soberbia, que no es sino una principio excesivo de la propia homogeneidad que ha terminado por cristalizarse. Una perspectiva o una frustración nos hace pacientes, más rugosos, nos mitiga. Incluso un golpe físico es una circunstancia propicia para evitar el sufrimiento adquiriendo a través de la herida del alma por donde se desangra la razón, conciencia de la inanidad de la materia, del poco fruto que tienen los imprevistos sobre el cuerpo de uno si no le presta importancia a su mutilación.
Ahora bien, el sufrimiento demanda una guía, una regla y un arbotante que le confiera forma, de lo contrario, el desconcierto, el resentimiento y la inquina pueden emponzoñar toda inversión promisoria. La dispensa de dolor ha de ser litúrgica, de lindes metafísicos. No es lo mismo un cilicio que una algarada de profanadores y blasfemos; no todos seríamos lo bastante estoicos como para trocar el periplo infernal en un camino iniciático.
La inmolación total es la completa muerte de quien no duda ni por un momento; algo reservado a Dios o a los intercesores y mártires. Para los demás, nos están reservadas pequeñas dosis, cultivadas y seleccionadas por la práctica y por la existencia a la que están abocados la piara de náufragos. Como en la arquitectura, la resiliencia nos permite apilar y absorber energía de distorsión y reutilizarla con un rebote en trayectoria a los cielos. El hombre frívolo y disperso, el retrasado mental socialmente integrado que, entre otras escaramuzas que él supone heroicidades, destaca por su afición a perseguir el éxito amparado en la presunción de creerse adorable,  merece sufrir. Dios nos debe ese regalo.

12 julio 2012

Hay historias en los poros para llenar muchas lunas.


Hoy he ido a comer con mi amigo Josep (ya saben ustedes que es el que se folló a la segunda mejor amiga de su ya ex mujer , bla bla bla…), y me ha confesado que Pamela, su novia circunstancial, le ha dejado. Para animarle un poco, en la sobremesa, he sacado el tema:

- Nunca había visto a nadie tomarse tantas molestias para impresionar a alguien. Y solo para echar unos polvos. La verdad, Josep, si le dedicabas tanto tiempo a Pamela, no comprendo cómo te ha dejado.


-Pues lo hacía, Ton. Le escribía poesías, le llevaba a restaurantes con velas en las mesas, pedía el menú en francés... por cierto, el camarero lo traía todo equivocado.


- Tal vez si hubieras apartado las velas y la hubieras besado...


-Ya lo intentaba -interrumpió él-,  pero ella decía aquí no, todos nos están mirando. Además, una de las veces que quise hacerlo se me prendió fuego la camisa. Por cierto, mira, esta es la carta que tenía preparada para ella: “Eres la razón que da sentido al latir de mi corazón. Te necesito cada día. Estaré aquí, nieve, llueva o haga calor, bajo tormentas y tempestades. Detrás de cada trueno o relámpago, rompiendo cada uno de tus rayos. Siempre intentaré  que en tu vida solo exista la calma, solo paz y tranquilidad. Tus únicas preocupaciones serán no olvidar como sonreír cada mañana.”


-Muy bonito, Josep. Pero te ha dejado. Algo habrás hecho mal, ¿no? -Pregunté inocentemente-.


-No lo sé, Ton. La verdad es que nunca había entendido porqué las grandes gestas de la humanidad habían sido obra de iluminados... Nunca había entendido todas esas idioteces de que dos tetas tiran más que dos carretas. Y nunca había entendido porqué los hombres piensan con la cabeza y las mujeres con el cora…bueno la verdad es que nunca había entendido eso de que las mujeres piensan. Pero una tarde, sábado pasado para más señas, Pamela con su cara angelical, la que usaba habitualmente para engañarme como a un chino, me dijo: “Marta me ha regalado un sofá “Chaise longue” de piel de camello. Está como nuevo y quedará muy  bien en el salón. Me lo trae dentro de una hora. Como es muy grande y no cabe en el ascensor he pensado que lo podemos subir  por la fachada y meterlo por el balcón.”  

De sobra es conocida la llamada “actitud durante la tormenta”. Cuando uno es sorprendido por una repentina tormenta, se puede o bien correr lo más aprisa posible, o bien colocarse rápidamente bajo los aleros de las casas que bordean el camino. De todos modos nos mojaremos. Bien, pues este principio se puede aplicar en todas las situaciones, y en esta que te relato, todavía más.

Entonces yo grité: ¿¿Quéeeee??  Y ella me dijo las palabras mágicas de toda mujer: “¡Ay mi amor, no seas un pepito grillo de la estepa! Esto lo haces tú en un plis plas. Y quien no se arriesga no cruza la mar. Además,  después de subirlo prometo hacerte el amor como nunca te lo ha hecho mujer alguna…y darte  aquello que siempre me pides y siempre te niego.”


- ¡¡No Jooddaaassss,  nena!!  -le dije yo-. Ese sofá pesa por lo menos 120 kilos y mide más de dos metros, ¡que lo he visto en casa de Marta, eh! Y no dispongo de los medios necesarios para alzarlo hasta el segundo piso que es donde vives, ¿o lo has olvidado?


Ella sonrió y me explicó: “Un sabio griego, su nombre no lo recuerdo ahora, hace muchos años, observó que la misma estaca, a la misma hora del día, proyectaba sombras de diferente longitud en lugares también distintos. Ese detalle le bastó para sostener que la Tierra es redonda. ¿Y sabes qué?  Él no se quejó de su falta de medios”.

¿Te das cuenta, Ton? Me habla a mí de un sabio griego, a mí…a mí que solo leo revistas de bricolaje y el Penthouse…


-Falos…el sabio griego se llamaba Falos -interrumpí yo- y créeme con un nombre así yo tampoco me quejaría.


-Vale, ya sé que tu eres muy culto...el caso, Ton, es que yo le digo: “Pero no te das cuenta que no se puede subir por la fachada sin una polea del tipo polipasto y una cuerda de poliéster. Y ella me dice: “Ya… ¿Y no te sirve una cuerda de cáñamo? Creo que Marta tiene una.” -No, no, no –le digo yo-…La diferencia es abismal. Tú eres mujer y no lo entiendes, claro. No es lo mismo el Dyneema que el poliéster o el cáñamo, y la cuerda  tiene que ser dinámica, asimétrica y yoquesemás,  si no, un hombre solo no puede subir 120 kilos a dos pisos de altura. Además, recuerdo el tamaño de ese maldito sofá, y no cabe por la puerta del balcón. La puerta de acceso del balcón miden 0.96 cm de vano en pared, lo cual al restar los 3cm da cada lado de jambas te queda en 90cm. Es imposible meter  ese “Chaise longue” por ahí, ¿lo entiendes?  


¿Y sabes que me contestó...lo sabes, Ton?


-No, sorpréndeme –repliqué yo-.


-Pues me dijo: “Ay mi amor, no seas así, claro que entra, y tú lo conseguirás. Yo no lo recuerdo tan grande. Y déjate de tecnicismo,  que yo también he estudiado, o tendré que alegar mi «derecho de clerecía».


¿Tu derecho de clerecía? ¿Y eso qué coño es? –le pregunté yo-.


Derecho de clerecía, o Mester de clerecía…es lo mismo -me contestó ella-. Me lo cantaba mi madre cuando era pequeña: El mester de clerecía renueva lo que ha escrito nuestro Señor, marca el hito de darle al pobre el derecho del pan justo y de su techo. El mester de clerecía no predica caridades  limosneras con saudades, sino derechos cristianos, derechos al pan de hermanos.


-¡Coño, pero si tu madre es analfabeta, que me lo has dicho tú! ¿O eso también es mentira? -le dije yo-.

-Ay, amor, como te metas con mi madre la vamos a tener fuerte. Ya me conoces- añadió ella-.

-¿Qué? ¿Te das cuenta, Ton…te das cuenta?


-Sí, creo que ahora lo entiendo todo, Josep.


Ya lo ven queridos amigos, hay quien moriría de amor viendo un amanecer en la playa o mirando el cielo de una noche estrellada. Pero Josep prefiere perderse sin rumbo, acampar en la nada, o simplemente meter la pata con su novia circunstancial. La felicidad es relativa. Que te sorprendan es genial. Y Josep me sorprende siempre.


(Ah, por cierto...continuará...)

11 julio 2012

Ensueño y quimera.


Los cometas huyen en briosa carrera. Son las tres de la mañana y mi pecho se encoge, un adagio de luz se dispersa; medio planeta duerme, las estrellas parpadean. Cuando la excitación y la melancolía son indistinguibles, la disipación se pasea vaporosa en calesa. Cuando te miro, el murmullo de la noche me habla, y  la criatura fantasiosa que hay en mi se abreva de ti, y  larga las velas del sentir  rumbo a las perpetuas tierras llamadas “Ensueño y quimera”. Tú eres mi estrella, mi último lucero, alumbras mi ruta en su desconsolada deriva, en la mar oceánica de los que como yo, padeciendo etílicas alucinaciones, hemos perdido el derrotero y, lo más grave, el timonel que nos conducía. Pero te miro, miro tu sublime imagen, y percibo la caricia de la brisa que eriza mi piel; y siento las bases de mi hado entre delirios de alcohol y noches en vela. De fondo suena “I can’t live withou you”, y arrullando el guiño de tu ausencia susurra un deseo: todo lo hermoso debería ser santificado. Y si lo hermoso es santificado, entonces estamos salvados.

Mujer de película.

Mirándote, sólo hay una cosa que me jode…que no sepas nada de mí. Contemplándote siento la brisa del mar en mi piel. Te saboreo y descubro una mujer de película, aunque no tengo claro de cual. Sí, lo sé, a veces la vida es como una fantasía lacaniana; permite tomarse ciertas licencias, como soñar despierto.
Y me pongo cachondo, lo confieso al ver tu compostura quebrantada, o imaginarte profanada. Quisiera ser elegante y decir que aborrezco la dominación pero en este caso preciso, y mirándote, me olvido de mi madre y mis principios los arrojo al Hades, porque sé que guiarás mis remos por la laguna Estigia, y después, lo sé, alcanzaré el cielo, por tormentoso que sea el infierno.

Como una orquídea.

Ayer tuve un sueño, alto como el cielo. Cuando desperté algo me quemó muy dentro. Así dice la canción de "Triana", y eso me pasó al recordar aquella chica del Raval, barrio bajo de Barcelona, antes llamado "Barrio chino"; ”nunca volveré a él”, asi dice otra canción y asi pienso yo cada vez que camino por sus olientes callejuelas... pero siempre regreso. A quien no conoce esta urbe, Barcelona, les diré que este barrio está delimitado por El Poble-sec, a través de la Avenida del Paralelo; con el Barrio de Sant Antoni, a través de las Rondas de Sant Pau y Sant Antoni; y con el Barrio Gótico, a través del Carrer de Pelai y La Rambla. Cuando estoy ahí no veo mas que un enjambre de casas viejas, comercios de todo tipo y pensiones de segunda, poblados por lugareños y gente venida de múltiples países y culturas. …y putas...que Dios bendiga a estas últimas.

Parada ahí, bajo aquel pórtico columnado se veía muy extraña. Hubiera podido jurar que estaría mas a gusto en un campo de flores silvestres en Lituania en lugar de encontrarse en uno de los sitios mas deprimentes que existen. Estaba demasiado lejos para notar la desesperación que tenían sus grandes ojos verdes, pero no me perdi su reacción cuando al acercarme le dije:

-¿Tiene fuego? ¿Lituana, verdad?

-No fumo, lo siento…¿como sabe usted que soy de Lituania?

-Tiene que ser lituana, una vez vi una orquídea en el jardin botánico de Vilna, y era igual a usted.

03 julio 2012

A otro perro con este hueso.

Decía Gustave Flaubert  (escritor francés, para mí el mejor novelista occidental): “Si la sociedad sigue a este paso creo que veremos místicos otra vez, como los hubo en todas las épocas oscuras. (...) Y la humanidad, como la tribu judía en el desierto, se pondrá a adorar a toda suerte de ídolos.”
Visto lo visto ayer en Madrid,  acertó de pleno. ¡Qué triste le pone siempre a uno la alegría de los tontos! Pero ya se sabe que el entusiasmo colorea la vida humana. En realidad, lo que para la mayoría de los españoles equivale a digno de ser admirado es, en esencia, una mezcla de popularidad y horterada.  No tengo nada contra el fútbol, es más, me gusta, pero lo ocurrido ayer en Madrid, en la situación trágica en la que se encuentra tanta gente, me ha hecho sentir vergüenza ajena.
Soy consciente que la gente siempre responde positivamente a la alegría y el entusiasmo, y del mismo modo sé que esa bizarra alegría consiste en tener salud y la mollera vacía, aunque en mi humilde opinión la diversión puede ser el postre de nuestras vidas, pero nunca su plato principal. Como dijo acertadamente Don José Ortega y Gasset, “dime cómo te diviertes y te diré quién eres”, y yo añadiría, parafraseando a Robert Penn Warren: hablar de fútbol y copular son dos de las principales diversiones de los españoles. Son baratas y fáciles de procurar.
De todos es conocido que el fútbol juega un rol societario en la propagación de actitudes patrioteras, es la forma que tienen los políticos de organizar una comunidad enferma y debilitada, y para ello nada mejor que servirse de los medios de comunicación y en especial la televisión. Eso me viene a huevo para sacar a pasear nuevamente mi pedantería y recordar unas palabras del gran director de cine Billy Wilder: La televisión es lo más maravilloso que podía habernos sucedido. Siempre hemos sido lo más bajo de lo bajo, pero ahora han inventado algo a lo que podemos mirar desde arriba. Sí amigos, lo han conseguido. Han conseguido vender, a base de mucha propaganda, a la mayoría de los españoles, un producto que según dicen ellos nos hará más feliz, aún en la miseria. Ésta mercancía maravillosa se llama “La Roja”. Todo el mundo sabe,  aunque viendo la marea de descerebrados que ayer tomaron las calles  de Madrid lo dudo, que los principios en que se funda esta clase de propaganda son en extremo simples. Solo hay que hallar algún deseo corriente, algún anhelo inconsciente; imaginar algún modo de relacionar este deseo o anhelo con el producto que se quiere vender; construir un puente de símbolos verbales o pictóricos por el que el cliente pueda pasar del hecho a un sueño compensatorio y del sueño a la ilusión de que nuestro producto, una vez adquirido, convertirá el sueño en realidad. Como ven, es todo muy sencillo y está muy estudiado. Esta propaganda busca en definitiva, y eso ya lo dijo  Emile Armand, “a los seres que forzados a vivir en sociedad no se sienten ligados a ella ni por la más ligera fibra del corazón, y por célula alguna del cerebro.” En fin queridos amigos y amigas, yo opino como un famoso sociólogo norteamericano que dijo hace más de treinta años que "la propaganda era una formidable vendedora de sueños", pero resulta que yo no quiero que me vendan sueños ajenos, sino sencillamente que se cumplan los míos. Tal vez soy una anomalía, un bicho raro, un anacronismo, pero no creo ser el único, o eso espero. Charles Bukowski decía que nuestra sociedad la hemos formado con nuestra falta de espíritu, y que nos la merecíamos, y le doy la razón. No quiero aburrirles más, solo permitánme terminar diciendo que cuando vi por la tele, ayer, el espectáculo bochornoso del portero suplente de la selección, Pepe reina, me acordé de las palabras de Tristán Tzara: ¡Mírenme bien! soy idiota, soy un farsante, soy un bromista. (...) ¡Soy como todos ustedes!