…Me giré, miré a Abdul, y al mirarle recordé lo que dijo
Tristán Tzara: ¡Mírenme bien! soy idiota, soy un farsante, soy un bromista.
(...) "
-¿Qué haces con ese
pendiente? -le pregunté al ver un pequeño brillante en su oreja-.
-¿A que está bien eh?
-Sí, si vas a ir a un
concierto de George Michael. Porque supongo que sabes que lo llevas en la oreja
derecha, la de los gays.
-¿Qué?
-La oreja izquierda dice: soy
el tío guay de la disco…la derecha dice: Uuuujuuuu, soy el tío gay de la
disco.
-No, no…eso no es así.
-Como quieras. Tú mismo.
Bien, dejemos el pendiente. Ahora Abdul Bagud del oasis de Baghera Yijad
quiero que me expliques un par de cosas. Vamos por la primera dime que…
-Un momento Tony Pashá-interrumpió
él-. Primero explícame tú por qué no viniste a sacarme del trullo
aquella noche cuando te llamé a la una de la madrugada.
-¿En el trullo? ¿Quieres
decir en la cárcel? -Preguntó Methe, bastante sorprendida-.
-Sí, bueno, todo fue un
malentendido. El profeta Mahoma, las bendiciones y la paz sean con él es
testigo de ello -dijo Abdul-.
-Estaba en el trullo por
escándalo público y por pegar a un tipo en un bar. Pero solo fueron unas horas
-dije yo-.
-¿Unas horas? 36 horas…36
horas en aquella celda llena de orines. Dijiste que venías enseguida. ¿Lo
has olvidado, Tony Pashá?
-Vale, Abedul…pero no
creo que a Methe le interese esta historia, ¿verdad? -Dije mirándola a ella-.
-Oh sí…ya lo creo que sí.
-Oye, comprendo tu enfado
Abdul, pero deberías ponerte en mi lugar.
-No me digas, ¿y qué lugar es
ese?
-Me dormí, eso es todo.
Ya sabes, Abdul, que me entra sueño después de echar un quiqui.
-¿Como pudiste, Tony
Pashá?... ¿Como pudiste dejar a tu mejor y más fiel amigo pasar la noche en la
cárcel?
-Ah, venga ya, eran los
calabozos de la comisaría de Pedralbes… los conozco muy bien. Si le das al
guardia 20 euros hasta te trae un cafelito.
-Nunca llevo tanto dinero
encima, y tú lo sabes -replicó enfadado Abdul-.
-Además solo fue una noche,
nadie te ha desflorado ¿a qué no?
-No, eso ser verdad. Si al
final todo va a ser maravilloso. Aunque si el motero transexual de mi
celda hubiera sido un poco cariñoso mi vida ahora seria perfecta. Oh Tony
Pashá, como pudiste ser tan cruel...
-Eh, eh… había ligado con una
camarera de club “Movemos el culito”. Me llevó a su casa, se puso esa lencería
tan sexi y estaba tan guapa… y sabes Abdul que odio desperdiciar una erección,
va en contra de mi religión.
-No puedo creer que
abandonaras a tu mejor amigo cuando te necesitaba. Es horrible-dijo Methe-.
-Me hablas como si fuera un
delincuente… el que la lió parda en aquel local fue él, no lo olvides-dije yo-.
-Por qué te detuvieron
Abdul-preguntó Methe-.
-Usé la fuerza para defender
el honor de una dama, lo juro por el profeta Mahoma, las bendiciones y la
paz sean con él.
-Pregúntale qué pasó con la
dama-le dije a Methe-.
-Llevó al tipo al que
pegué a urgencias-replicó Abdul-.
-No lo entiendo, ¿tú
defendías su honor pero ella se fue con el otro?-Preguntó Methe con cara de no
comprender nada-.
-Y yo que sé, se lo habría
preguntado pero no pude porque me metieron en la cárcel donde pasé la
noche entera tapándome el culo con una bandeja-replicó Abdul-.
-¡Qué vergüenza Ton!
¿Como has podido hacerle eso a tu mejor amigo?
-¡Joder esto es increíble! Ya
se ha enfado conmigo, ¿contento, Abdul?
-Lo siento Tony Pashá, pero
todo está en tu contra. Me fallaste, y lo sabes.
-Vale, ya te compensaré.
-¿Cuando?
-Cuando, cuando…No sé…luego.
-Me has fallado y me has
hecho daño.
-Lo sé, y me siento fatal,
créeme.
-100 euros y lo olvido
todo -me dijo él-.
(Qué cabrón pensé para
mi)
-50.
-Hecho-replicó Abdul cerrando
el trato con un apretón de manos. Te aprecio mucho Tony Pashá-añadió
sonriendo-.
-Lo mismo digo-murmuré entre
dientes-. ¿Ahora explícame qué haces aquí, en la Patagonia argentina?
-Lola.
-¿Lola?
-Sí. Lola me ha enviado.
-¿Para qué? No estamos juntos
hace dos meses. Me echó de casa por enésima vez, ¿recuerdas? Sus últimas
palabras aún retumban en mi cabeza: “Ton, eres un profesional del ligue, un
adolescente perpetuo con una vida disoluta, tienes tus ventajas pero no eres el
hombre que quiero cerca de mis hijos”.
-¡Pero si no tenéis
hijos!-exclamó Abdul-.
-Y qué más da…supongo que se
refería al futuro. El caso es que peleamos una vez más y me echó de casa. Por
eso no entiendo que ahora se preocupe por mí.
-Ya conoces a Lola. No se fía
de ti, Tony Pashá. Cree que eres un inmaduro. Un crio, un…
-Vale, vale…pero a muchas eso
les parece .muy atractivo. Sabes Abdul, yo creo más bien que quiere
tenerme controlado, que no puede vivir sin mí, sin saber lo que hago ni con
quien estoy.
-Eso también. La
verdad, Tony Pashá, y no quiero ser moralista, es que has estado tratando
tus problemas con Lola acostándote con otras mujeres toda tu vida, y esta no es
la solución.
-¿Estás loco? ¡Eso es
ridículo!
-Hay diferentes opiniones
sobre esto. El profeta Mahoma, las bendiciones y la paz sean con él dice que…
-Oye, oye, no me vengas con
sermones que tú no eres un santo. ¿Quieres que te recuerde tu historia con
Yasmina, la hija del Imán de la mezquita de San feliu de Llobregat?
-Yasmina?... bueno sí me
encapriché un poco de ella cuando la vi tan frágil, tan desamparada…
-¿Te encaprichaste? ¡Eras
como un mandril fuera de sí!-Exclamé yo-.
-No es eso, lo que pasa es
que soy un rescatador patológico, Tony Pashá.
-¿Rescatador patológico?
¡Venga ya! Eso vale para aquel pajarito enfermo que recogiste en la calle a
quien dabas de comer con un cuentagotas para recuperarlo….como se llamaba…a ver
si lo recuerdo…
-Tippi…se llamaba Tippi.
-Eso es…Tippi…
-Finalmente murió-me
interrumpió Abdul-. Se lo comió el gato, ¿lo recuerdas, Tony Pashá?
- Como no voy a recordarlo si
el gato también lo rescataste de la calle.
-Lo rescaté porque tenía tres
patas el pobre-replicó Abdul-.
- En fin, el problema Abdul
es que con las mujeres te pasa lo mismo constantemente. Buscas tías necesitadas
y marginales.
-Tienes razón Tony Pashá,
puede que subconscientemente espere que me quieran si las salvo.
-Venga Abdul, admítelo, lo
haces para echar un polvo de vez en cuando…como todos. Pero por favor
continúa, ¿qué me decías de acostarme con otras mujeres, eh?
Decía Philip Dick que “El
instrumento básico para la manipulación de la realidad es la manipulación de
los hechos y las palabras. Si tu puedes controlarlos puedes controlar a
la gente”. ¡Qué listo era ese Philip Dick! Aunque viendo a Abdul clavando la
versión esquizoide de sus pupilas en mis ojos, empecé a dudar de Dick.
Durante unos segundos se hizo el silencio. Flotaba hasta caer como remache de
luna, como confesión de penitente pirómano.
(Continuará…)