¿Sabes qué me dijo la muy zorra? Ya sé que no te lo vas a creer, Richard, pero te lo juro por mi panteón familiar al completo. Me dijo:
“Pobre Lola cuanto la comprendo ahora; si es que eres un desgraciado y además más primitivo
que las piedras de Stonehenge."
Una y otra vez retumbaban en mi cabeza estas infames
palabras, Richard. Y por segunda vez en mi vida sentí ganas de llorar. Alejandro Magno
lloró ante el túmulo de Aquiles porque envidiaba su gloria. Julio César, a los
31 años, al pasar por delante de una estatua de Alejandro Magno lloró también
por no haber logrado nada importante cuando a esa edad Alejandro ya era dueño
del Mundo. Claro que no es lo mismo llorar por eso que por un miserable
comentario dicho en el calor de los celos.
Desistí pues de llorar, pero me invadía un furor tal
que estuve a punto de estallar. No obstante estaba demasiado furioso para eso.
Por el contrario pensé: “Por dios no
pierdas los estribos, te conozco demasiado para saber que eres capaz de llevarte
por delante a cualquiera, metiéndote en un lio del que no podrás salir”. Sí, lo reconozco, soy malo cuando odio,
Richard, y tú lo sabes, por algo eres mi amigo. También sé que ahora no es el
mejor momento para contarte mis contingencias, tú ya tienes bastante con la
zorra de tu ex mujer que te ha denunciado por no pasarle la pensión
compensatoria, pero me conoces bien y sabes que la imperiosidad de escribir es
algo contra lo que no puedo luchar. Créeme si te digo que el día en que le eche
el guante a esa media periodista de pelo-paja que se ha ensañado de este modo
conmigo, deseara no haberlo hecho. No se hará esperar el momento en que la
tenga delante de mí. Y cuando ese momento llegue, la miraré a la cara, le
meteré la lengua hasta la campanilla y aguardaré a verla morir de pasión para recordarle
sus mezquinas palabras. No sé quien dijo que el hombre siempre debe tener el
nivel de la dignidad por encima del nivel de la autocompasión, pero fuera quien fuera acertó de lleno, seguro que era
como yo, un tío que se viste por los pies.
También me ha llamado la muy zorra, en tono
cínico, decimonónico y trasnochado… a
mí. Y todo porque mi estilo es elegante y utilizo cursivas cuando escribo. No
te creas Richard que todo eso que te cuento me haya caído de nuevo. ¡No, de eso
nada! Siempre supe que ella era una mujer de carácter, aunque no tenía claro de
qué tipo. Siempre supe que en su mente, como yo en la mía, se imaginaba
diciendo frases de cine como” Cuando soy buena, soy buena; cuando soy mala, soy
mucho mejor.” Todos sabemos que a veces la vida es como una película, y el cine
permite tomarse ciertas licencias; pero esta vez se ha pasado tres pueblos la
tía esta oxigenada. Ahora creo que está en algún lugar de China, seguramente
buscando alguna historia que contar. Pobrecita, a China se tiene que ir para
encontrar algo que relatar a sus escasos lectores. ¿Te he dicho, Richard, que
trabaja en un periodicucho de mala muerte?
Siempre viajando por el mundo como alma en pena. Así la conocí, en un
viejo y destartalado hotel de Freetown. Está mal que lo diga después de lo que
acabo de escribir de ella, pero debo reconocer que quedé prendado en aquel
momento y en aquel lugar del dominio que
tiene la muy zorra del monólogo interior.
Es impresionante, y apabulla sin
pretenderlo. Sí, Richard, ahora has entendido que hablo de aquella desalmada
que me llevó a la cama aprovechando que estaba bajo de defensas. Me había
peleado con Lola una vez más y la muy cabrona no dejó escapar la ocasión de
seducirme. Y cuando acabó conmigo me
dejó tirado en la cama, como un condón usado. Tú ya la conoces, no tanto
como yo, pero la conoces. ¿Recuerdas que te conté que creció rodeada de
artistas e intelectuales, junto a sus tres hermanas y su hermanastro, que la
acosaba sexualmente? Eso le causó varias crisis nerviosas y a su hermanastro
unas cuantas patadas en los cojones. Tiene carácter la chica, ¿sabes? Y es la
única después de Lola, mi novia, capaz de sacarme de mis casillas. Pero la
quiero a la condenada.
En fin,
Richard, como dijo el poeta: si lloras
por una pocas palabrillas, las lágrimas delatarán que estas hecho de
mantequilla. Bueno, ya sé que no rima mucho, debió ser una mierda de poeta,
pero tú me entiendes, ¿verdad?
Bien, no te entretengo más, que bastante tienes tú
con la zorra de tu ex mujer. Yo ahora estoy en Abudabi en una misión para el
gobierno de la Generalitat de Cataluña, pero eso es otra historia…ya te
contaré.
Un saludo,
Ton.
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