16 mayo 2012

La teoría del Big Bang...ya no sirve ni para ligar.


El otro día, sábado por la noche, me pasó una cosa curiosa. Me llamó Josep (ya saben, el que se folló a la segunda mejor amiga de su actualmente, ex mujer, y bla bla bla…) para salir a tomar algo. Como no tenía nada mejor que hacer, acepté, no sin antes advertirle que nada de ir de putas, que lo más, un par de copas en algún local de moda. “Vale”, me dijo compendiosamente. Me extrañó, y le dije:

-Estás tieso, sin un puto euro, ¿verdad?
-Sí –contestó lacónicamente-.
-Lo imaginaba –repliqué yo-.
-¿Por qué? –preguntó él-.
-Elemental querido Watson…Porque tú sabes que las putas no te las pago yo, y no has insistido. Esto solo puede significar que estás tieso.
-Vale vale, Ton…tampoco hay que ser Sherlock Holmes para llegar a esa deducción.
-¡Efectivamente… pero como has preguntado, te he contestado!

Después de este breve intercambio de palabras quedamos en una hora concreta: las 23 H (hora zulú).

Llegamos a “La Caverne de l'enfer” (es el nombre del local)  alrededor de las doce de la noche. Llevaba mi traje negro oscuro con mi camisa antracita, mocasines negros, y calcetines oscuros. Olía bien, Iba bien afeitado y, sobrio. Nos dirigimos a la barra exterior, ubicada en un espléndido y exótico jardín. Josep fue a saludar a un amigo suyo que se encontraba al lado del piano. Yo me senté en el taburete de torniquete y pedí un Gin-tonic, con tres cubitos de agua de manantial, a la camarera. Miré a mi izquierda, luego a mi derecha, y vi una maravillosa mujer sentada a dos metros de mí, cerca de una de las palmeras.
Era morena, con una melena brillante y exuberante que resplandecía como el pelaje de una pantera negra bajo los rayos de la Luna. Mis ojos se detuvieron en la suave curva de sus senos, que el amplio escote dejaban casi al descubierto. Los dorados pechos marciales de aquella mujer no cesaban de mirarme con descaro, y debo reconocer, que aquel borbollón de sensualidad que escapaba apresurada y deliberadamente de sus rojos labios húmedos y carnosos, llegó casi a turbarme.
 Encendió un cigarrillo, y a través de los delgados tules de humo que ascendían parsimoniosos y ondulantes hacia la tenue luz que coronaba su hermosa y refulgente cabellera, me miró. Créanme amigos, en su mirada las montañas podían entrar. Aquellos dos ojos de depredadora de la noche habituados a traspasar la oscuridad me tenían apresado. Era como si una fuerza poderosa e invisible me hubiera paralizado. Recuerdo como primero me inspeccionó con impávida brevedad. Sus ojos observaban con mirada zahiera. Luego mutaron, empezaron a brillar, y me miraron directamente, sin pestañear, con atención, como si quisiera traspasar mi mente para saber que estaba pensando en ese preciso momento. Todo eso duró muy poco…unos segundos… entonces giró levemente sobre sí  y con un gesto de sensualidad estudiado,  me dijo:

-¿De verdad crees que hay cubitos de agua de manantial en Barcelona?

El volumen de su voz, que emitió sin esfuerzo, casi sin molestarse en mover los labios, me asombró. ¡Qué voz! ¡Qué maravilla! – pensé para mí-. Yo la seguía mirando. Parecía envuelta en una especie de aura a la que contribuía su elegante belleza. Una verdadera delicia para los sentidos –pensé-, mientras mis ojos chispeantes prendían la luz modelada por aquel cuerpo hermoso. Saboreé su perfección durante unos segundos antes de contestar. Miré mi copa, la cogí , y me senté a su lado, rozando su cadera… involuntariamente.

-¿Quieres que te diga una cosa? –Contesté yo-, no creo que la historia me juzgue duramente si te confieso que no sabría diferenciar un cubito de agua de manantial de uno de agua de “la Font de canaletas”.
-Pues yo hubiera jurado por tu aspecto que eres todo un experto en cubitos y cristales de hielo.
-No, ese era  Wilson Bentley…y ya está muerto. Yo estoy vivo…y coleando.
-Ah, ¿pero conoces la obra de Wilson Bentley?
-No, solo sé que le llamaban “Copito de nieve” y que dijo: “Bajo el microscopio encontré que los copos de nieve eran milagros de belleza; y me pareció una pena que esa belleza no fuera vista y apreciada por otros. Cuando un copo de nieve se funde, el diseño se pierde para siempre. Toda esa belleza se va, sin dejar ningún recuerdo.”

Ella se rió.

-jajaja “El hombre copo de nieve”. Todo el mundo lo conocía como el “Hombre copo de nieve”… no copito de nieve.
-Es verdad… Copito de nieve era otro.

Volvió a reir.

 -jajaja, sí. Y dime, ¿cómo te llamas? Yo soy Ana.
-Bonito nombre… como la madre de la virgen María. Yo soy Tony, pero mis amigos me llaman Ton.
-Vaya, no me digas que también has leído el evangelio apócrifo de Santiago. Allí sale por primera vez el nombre de Ana, ningún texto del nuevo testamento menciona a Santa Ana como madre de María, ¿lo sabías?
-Pues no, no lo sabía, pero viendo lo interesante que es el libro, ahora quizás lo lea.
-No creas que soy una beata, al contrario, soy atea, pero siempre me han interesado los protoevangelios…y el Cosmos.
-No me digas…el Cosmos te interesa?
-Me encanta –dijo llena de vida y una sonrisa en sus labios.

Encendí un cigarrillo y con la mente abrumada la miré fijamente. Su brillante cabello suelto en cascadas sobre la cara,  parecía atrapar toda la claridad de la Luna, en un resplandor argénteo. La marca de autoridad en su modo de mirar, su personalidad y ese aire de impertinente satisfacción, me gustaban.

- De noche y desde aquí todo parece tan bonito. Resulta tan hermoso. Daría lo que fuera por estar allí arriba –dijo ella señalando el cielo-.  Millones de estrellas, y sin embargo, agujas en un pajar celestial. Existen más estrellas en el firmamento que granos de arena  sobre la tierra.  Ton, ¿tú crees que hay un solo Universo? -me preguntó mirándome a los ojos-.
-Mira, hubo una época, hace muchos años,  en que pensaba que la palabra universo significaba todo lo que hay; todo. La noción de más de un universo, más de un todo, me parecía imposible. Pero ahora estoy seguro que si pudiéramos ir más allá de nuestro sistema solar, mas allá de la vía láctea, incluso mas allá de otras galaxias distantes, hasta pasar el fin del mundo observable, encontraríamos que hay más, mucho más… que nuestro universo no está solo; estoy seguro que puede haber otros Universos. De hecho creo que están naciendo nuevos Universos todo el tiempo. Creo que vivimos en un mar de Universos en expansión. Si pudiéramos visitar estos otros Universos, encontraríamos que algunos podrían tener propiedades básicas de la naturaleza, tan extrañas, que la materia tal como la conocemos no podría existir. Otros podrían tener galaxias, estrellas e incluso un planeta que luzca familiar, como el nuestro, pero con algunas diferencias sorprendentes.

Ella me seguía mirando fijamente. Era maravillosa. Sus perfectos pechos se movían con el oleaje de su respiración, y se comportaba como un ángel misericordioso escuchándome como nadie me había escuchado antes.


- Interesante, pero Ton,  si hay un número infinito de Universos, en algún lado, y por lógica, habrá un lugar donde todo es casi idéntico a lo nuestro, excepto por lo útiles detalles, como que quizás, haya otro Ton que tenga otra profesión. Si todos esos Universos son realmente infinitos, entonces uno debe confrontar muchas posibilidades que son muy difíciles de imaginar. Habrá otros lugares donde existan otros como tú, o yo, que lucirán, pensarán y se comportarán exactamente como nosotros, no?
-Si todos esos Universos son infinitos, efectivamente la posibilidad existe.  ¿Es ciencia? ¿Es una parte de la metafísica? ¿Es solo filosofía? No lo sé. Los físicos tienden a no hacer esas preguntas, solo dicen: sigamos la lógica, y la lógica parece llevar a eso. Por más extraño que pueda parecer, un creciente número de científicos cree que quizás sea el paso final en una larga línea de radicales revisiones de nuestra imagen del Cosmos. Recuerda que hubo una época en que pensábamos que la tierra estaba en el centro del Cosmos, y que todo lo demás giraba alrededor de nosotros. Luego llegaron científicos como Galileo y Copérnico y nos mostraron que era el Sol, no la Tierra, que estaba en el centro de nuestro sistema solar. Hoy sabemos que nuestro sistema solar es solo un barrio en las afueras de una galaxia gigante, y nuestra galaxia es una de cientos de miles de millones de galaxias que componen nuestro Universo. Ahora, todas esas ideas que sonaban a extravagantes cuando se propusieron por primera vez,  ni siquiera las cuestionamos. La idea de infinidad de Universos puede ser similar. Simplemente puede exigir un drástico cambio de nuestra perspectiva cósmica. Por otro lado algunos científicos piensan que esta teoría no es nada más que un callejón sin salida para la física.

La recorrí con la mirada en una lenta declinación, saboreando su perfección sobre aquel lienzo tenuemente iluminado. Y ella dijo:

-Verás Ton, -me dijo entreabriendo sus labios lo justo para dejar escapar el deseo- estoy muy incómoda con esta teoría. Para que se convierta en ciencia sólida tiene mucho por crecer. Ya sabes, existe de la misma manera en que los ángeles pueden existir.

-Creo que este momento esta teoría es una buena apuesta. Hay una buena posibilidad de que sea real y que en unos cuantos años la gente esté convencida de eso. En lo que tengo más dudas, es en si es infinito, o no. Yo siempre he pensado que si algo tiene un comienzo, debe tener un final, y en eso no coincido con Alan Gurth.
-¿Quién es Alan Gurth, y como surgió esta idea de infinidad de Universos, y cuál es su evidencia?
-Pues varios sorprendentes descubrimientos sugieren que realmente podríamos ser parte de un “Multiverso”. El primero de estos descubrimientos tiene que ver con la teoría generalmente aceptada del origen de nuestro Universo: El Big Bang. Según esta teoría nuestro Universo comenzó hace unos 14 mil millones de años en una explosión extremadamente violenta. A lo largo de miles de millones de años el Universo se enfrió y se fusiono, permitiendo la formación de estrellas planetas y galaxias. Como resultado de esa explosión el Universo se sigue expandiendo hoy. Pero si pudiéramos ver la historia de nuestro Universo en reversa, todo hasta el comienzo, veríamos que la teoría del Big bang no nos dice nada acerca de lo que lanzó todo hacia fuera en un primer momento. Se llama la teoría del Big Bang. Pero no dice nada acerca de la explosión en sí. No dice qué explotó, por qué o qué pasaba antes de que explotara. Entonces, ¿qué alimentó esa violenta explosión? ¿Qué fuerza podría haber dividido todo? La búsqueda por averiguarlo llevaría a los científicos cara a acara con el “Multiverso”. Y ahí es donde justamente entra en juego Alan Gurth. Gurth es un físico cuyo trabajo inesperadamente ayudó a sentar las bases de la idea del “Multiverso”. En 1979, él y un colega suyo buscaban una nueva idea acerca de cómo las partículas pueden haberse formado en el Universo primitivo. Su colega le sugirió que deberían ver si este nuevo proceso que estaban pensando influiría en la tasa de expansión del Universo. Guth  no había investigado la tasa de expansión del Universo en los primeros momentos luego del Big Bang. Pero la sugerencia de su colega hizo que revisara sus cálculos una vez más. Lo que Guth halló en los cálculos fue la evidencia de que en el medio ambiente extremo del Universo primitivo la gravedad puede comportarse a la inversa: en lugar de unir las cosas, esta gravedad repulsiva, repelería todo lo que la rodeara, provocando una enorme expansión. Inmediatamente Gurth se entusiasmó mucho. Se dio cuenta que si era correcto, podía ser muy importante. Al descubrir esta gravedad repulsiva, él había echado luz involuntariamente sobre el mismísimo comienzo del Big bang. Descrita matemáticamente esa fuerza era tan poderosa que podría tomar un trozo de espacio tan pequeño como una molécula y hacerlo estallar hasta el tamaño de la galaxia de la vía láctea en menos de una millonésima, de una millonésima, de una millonésima de parpadeo.  Después de este increíblemente corto estallido hacia fuera, el espacio continuaría expandiéndose más lentamente y enfriándose como para que se formen estrellas y galaxias, al igual que lo hacen en la teoría del Big Bang. Guth llamo a esta explosión expansiva: inflación; y cree que explica lo que hizo que el Universo se expandiera en un primer momento. La poderoso gravedad repulsiva de la expansión fue el Bang del Big Bang.

Ella me escuchaba con lasciva atención, y eso me gustaba. Mi alma y mi corazón sentían un aliento renovado; no quería que eso terminara. La Luna, en ese momento, se abrió paso entre dos nubes, dejando expandirse una luz celestial. La figura refulgente de Ana se abrió paso a través de la cortina de la tenue luz que la alumbra… y contemplé una diosa. Sacó su  paquete de tabaco y me dijo:
-¿Quieres un cigarrillo?…
-Claro, gracias.

Encendió dos, me pasó uno, y saboreé su lápiz de labios. De repente el corazón empezó a latirme tan fuerte que no oía nada más. Quería alargar la mano y tocarla, paladear su sabor…Pero en ese momento, justo en ese preciso momento, oí una voz que no hubiera querido oír:

-Por fin te encuentro, Ton, llevo un buen rato buscándote…me presentas a esta bella chica…¿o me presento yo?

Sí queridos amigos y amigas, lo han adivinado, era mi amigo Josep. Yo lo miré con cara de perro de la sabana africana (es un perro con mucha mala leche), y recordé las palabras de  Ramiro de Maeztu: la vida se nos presenta en un dilema insoportable: lo bueno no dura; lo malo se presenta cuando menos lo esperas.

-Hola preciosa… ¡bonitos ojos!-le dijo él-.
-Hola. ¿Nos conocemos?
-Pues no estoy seguro, pero haz como si no…lo hacen casi todas…jajaja.
-Bueno, bueno… A ver si lo entiendes, me importa un comino si soy guapa  o si dejo de serlo… no me importa ni mi cara, ni mis ojos, ni si mi casa es de dos o tres pisos… Y no creo haberte dado confianza para llamarme preciosa.

Josep sonrió con malicia.

-Es pronto aún, dame solo un poco de tiempo.
-Y también me importa un comino la gente graciosilla y presuntuosa.
-Oye, me he perdido… ¿qué es un comino?

Ella se encogió de hombros.

-Da igual…no importa…
-Espera, volvamos a empezar-dijo Josep-.

En ese momento, de detrás suyo, como por arte de magia, saca una rosa roja, se la entrega y le dice:

-No la tires a la papelera hasta que me haya ido.
-Gracias….tengo que admitir que…
-Una bella flor, con mucha fragancia, para disculparme-interrumpió Josep-… ¿a que ahora no te explicas como has podido desconfiar de mí?
-El detalle de la rosa ha estado mucho mejor…Me siento muy aliviada —murmuró ella, con una leve sonrisa—. Descubrir que en el fondo tienes menos sensibilidad que una tenia, habría sido descorazonador para mí.
-Sí, lo comprendo. Por cierto, me llamo Josep, pero (en ese momento me miró de soslayo y enfatizó exageradamente sus palabras) MIS VERDADEROS AMIGOS, los que no me dejan tirado, me llaman Pep. Bueno, ¿de qué hablabais antes de mi llegada?
-Del Cosmos.
-Vaya… -Reclinó el cuerpo contra el respaldo de su silla- Últimamente hasta una lección de botánica es más divertida que soportar a Ton, eh?

Ella lo miró con decisión.

-Pues la verdad es que a mí me gusta hablar de…

Josep sonrió lentamente y la interrumpió.

-Te voy a contar algo divertido, nada de Cosmos ni Universos paralelos. Algo que nos pasó a Ton y a mí. ¿Conoces ese local tan de moda…el “Just in Fire”?

A Ana no le gustó la sonrisa de Josep, ni la interrumpción. La puso nerviosa y eso la irritó. Para terminar de empeorar las cosas, El muy idiota sacó un tema que no debería haber sacado.

-Sí. Pero no me gusta.
-A mi tampoco. Te cuento. No hace mucho, dos o tres semanas, quisimos entrar gratis, y se me ocurrió emplear la táctica del detective privado. ¿La conoces?

Yo carraspeé disimuladamente antes de que ella respondiera.

-No, creo que no. ¿Debiera conocerla?
-No, claro, son demasiadas tácticas para conocerlas todas-añadió Josep-. El caso es que llegamos a la puerta del local, y le digo al portero:

-Buscamos a un hombre con un lunar en la nariz.
-¿Un lunar en la nariz? ¿Como va vestido?
-¿Como voy a saber como va vestido un hombre con un lunar en la nariz... quien sabe?

Entonces viendo la cara de pocos amigos del portero le digo, me molesto en revelarle que el hombre que buscamos con un lunar en la nariz, no sé como irá vestido, pero sé que es chino… “Por si le sirve de algo” –añado con una sonrisa-.
-¿Como lo sabes? –Me pregunta cada vez más mosqueado-.
-Uno que tiene intuición -replico yo-.
-Siento decirles, lamento comunicarles, que no he visto a nadie con esas características…no he visto a un hombre, que es chino, con un lunar en la nariz y que no sabemos como viste…así que váyanse ahora mismo, largo de este local o tendré que hacerles daño…dándoles un mordisco en la nariz-nos dice el portero-.
-Oh…vámonos-contesto yo-.
-Sí, mejor vámonos –añade Ton-.
-Jajaja, ¿a que es divertido?…más que el Cosmos, ¿no? ¿Quieres que te cuente la historia de la limusina? -anunció el muy capullo, sonriente-.

Ana lo miró.

-¿Has dicho limusina? —Repuso, cruzando las piernas— ¿Qué clase de limusina exactamente?
-Sí, la limusina…espera, te explico…una noche estábamos Ton y yo ligando con una chica que acababa de llegar de Panamá, eso está por Sudamérica,y...
-Centro américa. Está en Centroamérica-dijo ella-.
-Bueno qué más da...sudamérica, centroamérica, es todo lo mismo, la cuestión es que me pregunta que qué coche tengo. Una limusina-le digo yo-. ¿No está mal verdad? Corre que se las pela. Mide más de lo normal y tiene estilo. Con televisión, bar, y hasta un campo de golf en el maletero. Y tiene bañera por si nos apetece darnos un baño. Entonces cuando ya la tenía embelesada…ya me entiendes, a punto de…

Ana se quedó un momento pensativa.

—Bien, veamos a ver si lo entiendo. ¿Quieres decir que para follar, tú y Ton os inventáis lo que haga falta?

Di un sorbo y noté que Ana me observaba discretamente. Era fácil leer sus pensamientos. Había llegado el momento de hacerse con el control de la situación. Miré a Josep, le sonreí con sequedad, añadí un fuerte pisotón soterrado, y dije:


-¡Vale… vale ya, Josep! No creo que a Ana le interese esta tonta historia. Ni ninguna otra.
-Oh sí que me interesa, Ton –dijo Ana con cara avinagrada-. ¡Vaya que si me interesa!-remató-.
—Esto más que una historia real, es una broma. Es evidente que Josep tiene mucha imaginación-añadí yo-.
 -Ejem…Bueno, creo que Ton tiene razón, Ana. Tampoco es tan divertida la historia-dijo Josep dándose cuenta, tarde, muy tarde, de su metedura de pata-, la verdad es que hablar del Cosmos es mucho más interesante.

Ella dejó su vaso de Bourbon, sonrió con sequedad, y se puso en pie.

—Sí, claro —murmuró —. Ah, recuérdale a Alan Gurth-dijo mirándome a mi-, si lo ves, claro,  que no solo se expande el Universo…también la mentira y la farsa. —Apretó los labios—, espero que seas realmente como me pareció que eras, antes de la llegada de tu amigo. Un hombre inteligente, culto, ingenioso…de la vieja escuela, como los que se describen en esas fantásticas novelas británicas de misterio, no uno de esos desgraciados que salen por la noche en busca de carne fresca, pistola en mano.

La miré a ella, luego lo miré a él, y empecé a preguntarme, una vez más,  si había hecho bien al acudir a ese local con Josep. Además, tenía el presentimiento de que sería muy difícil deshacer el error. Ana no parecía la clase de mujer que fuera a permitir fácilmente que la convenciera de que todo eso había ocurrido en el pasado, que yo ahora era diferente, más responsable, más cabal…más…

En fin...¡Qué más da! Mi felicidad en un pozo... pero como dijo George Bernard Shaw: ¡Una vida llena de felicidad! Nadie podría soportarla, porque sería un infierno en la tierra.

FIN.

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