Esto que les voy a narrar es tan verídico como que el Infierno existe. El
martes pasado, día festivo como todos ustedes saben, estaba yo en lo mejor de
mi siesta, cuando sonó el timbre de la puerta. Levanté lentamente la cabeza y por un
momento no pude hacer otra cosa que mirar atónito mi reloj. Eran
las cuatro O´Clock, o sea, las cuatro de la tarde. Estaba claro que a esta hora
solo podía ser Josep. ¿Quién más podía ser tan inoportuno? Atravesé con paso lento el
pasillo, abrí la puerta, y sin decir nada volví a mi sofá
para continuar descansando.
-Ton, tienes que dejarme el ordenador, el mio está averiado,
y tengo que escribir una carta.
-Sí claro…¿pero es tan urgente?
-Lo es. Ya sabes lo que me pasó el otro día, te lo conté…lo
de la chica en bicicleta…la lluvia…mi reloj…
-Sí, ya lo sé…¿Y?
-Pues que quiero escribir una carta al Director de mi
empresa para quejarme, y de paso reclamarle…
-Mira Josep, haz lo que quieras, allí está el ordenador…pero
déjame dormir.
El pobre se sentó frente al ordenador, se rascó la cabeza y empezó a balbucear.
Es típico de Josep, y
me dijo:
-No sé como empezar esto ni como dirigirme a esas personas…Transexport
Corporation…Transexport Corporation… Señor Director general…
-Podrias usar un termino incorrecto y meter la pata, no hagas
eso…-le dije yo medio dormido-.
-¿Quien hizo lo importante…eh? –replicó él-.
-Olvída el reloj, se mojó y se estropeó. Solo valía diez
euros, perdonales…
-Fuiste tú quien lo hizo…?
-No, yo no fui…
-Aaah… yo hice lo más importante…quien salió aquella tarde
fría y lluviosa? ¿Quien buceo bajo una lluvia torrencial, haciendo lo que debía
hacer y arruinando de esa forma su reloj?
-Fuiste tú, es cierto…
-Síií señor… así que les diré a los de Transexport
Corporation que me lo paguen…
-No lo hagas, anda, olvida los diez euros…
-Has oído algo llamado principios?
-¡Sí, pero no vas a emprender una cruzada por diez euros!
-No voy a permitir a mi empresa, Transexport Corporation, estas
cosas, porque quien sabe a donde pueden conducirnos.
Me incliné hacia
él, y le dije:
-A donde, ¿eh?
-Pues yo creo que …a…a… ¿a que viene esta pregunta? Con mi
cuenta de gastos solo puedo tener una camisa limpia a la semana debido sobre
todo a los gastos extras, ¿sabes?
-Escucha, fue tu culpa…
-¿Que fue mi culpa…?
-Sí, fue tu culpa…
-Oh, ya está aquí Ton, el que siempre tiene razón. Si sabes
todo por qué no me lo explicas…como habiendo salido bajo aquella tromba de agua
colosal, haciendo lo que era mi deber, repito, entre columnas de agua y montañas
de espuma y el incesante tronar de rayos y centellas, con el fin de conservar
la dignidad, y…y…
-¿La gloria?
-…eso es, conservar la gloria de mi empresa en momentos de
necesidad,… eh, espera un minuto esto va teniendo sentido (volvió a teclear el
ordenador)…con el fin de conservar…
-Te he dicho ya que fue culpa tuya…en primer lugar tu empresa
te regaló dos relojes, uno bueno, y uno malo ¿o no lo recuerdas?...me oyes… el
primero lo consideras algo así como un seguro, es … para pagar la cena cuando
te quedas sin dinero…el segundo reloj es para las trombas de agua y para nadar
todo lo que quieras, ¿no? Y tu decidiste ir a recoger a aquel cliente al
aeropuerto, sin paraguas, ni chubasquero, con tu maravilloso reloj de pulsera.
Así que es tu culpa…olvida los diez euros.
-Silencio por favor y dejame continuar con esto. A ver donde
estoy…donde esta eso…empieza según recuerdo…si,… el lunes por la tarde, bajo
una tormenta descomunal, recibí la comisión de ir a recoger al aeropuerto de El
Prat a un cliente muy importante, procedente de Kyoto. Éste cliente llegó a la
hora determinada y después de la protocolaria presentación nos dirigimos al
coche aparcado delante de la puerta G del aeropuerto, y salimos en dirección a
la autovía de Castelldefels. El coche iba solo, recorriendo la
concurrida carretera de entrada a Barcelona, mi mente no lo conducía ni lo guiaba; estaba
ocupada en algo mucho más importante que requería de toda mi capacidad de
concentración. Y Todo fue bien, hasta que se aproximó una muchacha en
bicicleta…
Yo, por mi parte, seguía con mi siesta, sin hacerle caso…
cuando a la media hora oí:
-Ajáaaaa…ajaaaaa…
-¿Qué te pasa Josep? Vamos, que quiero dormir, joder!…deja
eso ya anda…te pagaré los diez euros de mi propio dinero.
-Siento mucho tu desprecio cuando deberías estar ayudándome.
Es terrible, solo lloriqueas porque no te dejo siestear. Mira ni William shakespeare
escribiría tan hermosa carta, verás, te la voy a leer…
-Josep, déjalo ya. Tuviste suerte de no matar a aquella
chica al atropellarla. Olvida los diez euros…
-No, mañana por la mañana pondré esta carta en el buzon. Tendré
en alto la cabeza y marcharé con dignidad si la envio. De no hacerlo no podría
vivir ni tampoco…
-Ok, muy bien, envíala mañana si es tan importante para ti -dije interrumpiéndole
y ver con
extrañeza su rostro satisfecho y triunfador- pero luego no
me digas que no te avisé.
A él le gustó
que finalmente le apoyara en su disparatada idea. No es un hombre de acción, nunca
lo ha sido, es más bien un pusilánime. De ahí su euforia. En fin, ya lo ven
ustedes queridos amigos, Josep cree probable que la empresa, Transexport
Corporation, le devuelva los diez euros que valía su reloj, pero como todos
sabemos, la
probabilidad es la característica de un evento, que hace que existan razones
para creer que éste se realizará. Dicho de otra manera, La probabilidad p de que suceda un evento S de un total de n casos posibles igualmente probables
es igual a la razón entre el número de ocurrencias h de dicho evento (casos favorables) y el número total de casos
posibles n. O sea, que la probabilidad es nula.
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