28 julio 2011

Las aventuras de Ton y Lola (Perdidos en el desierto capítulo I)

Observa amor mío, el Nilo. -¿Sabes que el Nilo siempre estuvo aquí? Mucho antes que El Cairo, mucho antes que las tumbas de los faraones. Por esa razón sería difícil decir desde cuando fluye el gran rio. Estas son las lluvias caídas en Etiopia. He aquí las aguas procedentes del áfrica central que discurren durante más de 6000 kilómetros para vivificar Egipto, ¿las ves? En el Nilo palpitan recuerdos. Ya ves mi amor, llevamos diez años de matrimonio, y eso apenas es ayer para esta parte del mundo. Sin embargo por mucho que se retroceda en el tiempo, todos los recuerdos del Nilo tienen varias cosas en común. En ellos por ejemplo siempre esta dios, o por mejor decir, los dioses. Se diría que no era posible vivir junto a este rio sin preocupaciones de eternidad, y aquí está siempre también, el misterio. Hay cosas que jamás se llegan a saber. Un largo cortejo de preguntas que nunca nadie podrá contestar. Y una incógnita más, por qué todo fue tan desmesurado, tan descomunal, más grande que la vida misma; ¿soberbia? Quizás… o mitos. La soberbia siempre se refleja en mitos y esto es también parte de esta historia. Pero el Nilo se haya siempre en el origen de todo. El Nilo, y por supuesto el desierto. Avanzando Nilo arriba, dejando atrás Egipto y las verdes hierbas se entra en otro mundo, 2 millones y medio de km cuadrados de desierto y matorrales. Sabías cariño que fue aquí, salido de la vasta y ardiente desolación africana donde un hombre del Nilo, un visionario un ser misterioso y lleno de soberbia se levantó entre 1856 y 1859 para desafiar primero a Egipto y luego al mundo. Se hacía llamar el elegido, unió en torno suyo a las tribus del desierto y proclamó la guerra santa. Pero ya ves amor mío, el desenlace de su aventura hubiera sido completamente distinto si no hubiese olvidado si es que la conoció alguna vez la gran realidad del desierto, su inmensidad.

- ¿Tesoro mío, te he contado alguna vez este episodio determinante de la historia de Egipto?
- Ton (este era el apelativo cariñoso que utilizaba mi novia conmigo. Supongo que Tony era demasiado largo para ella) estoy harta de tanta arena, de tanto sol y de tus historietas que no sirven para nada. Estamos perdidos desde ayer. A ver si piensas algo para salir de esta mierda de desierto, y me llevas de vuelta al hotel Sheraton del Cairo.
- Si claro, cariño. Ya sabes que a veces me despisto un poco, y que la belleza de estos parajes me ciega. Pero no te preocupes amor mío, seguimos teniendo la brújula que me regaló tu padre cuando nos casamos. Con ella, y un poco de suerte, encontraremos el camino de vuelta. Confía en mí. Mira, creo que ya ha vuelto nuestra suerte, veo allí a lo lejos una figura humana, seguro que nos ayudará cielito.
- Más te vale Ton, porque si esta noche no estoy en el hotel para darme un baño de espuma y sales de flores aromáticas no te vas a comer un colín en dos meses.
-Claro que si mi amor, ¿te he fallado alguna vez? Venga confía en mí, le voy a preguntar a este tuareg, ya verás como él nos guiará de vuelta, sanos y salvos. Hola bravo hombre del desierto, mire usted, por circunstancias ajenas a mi capacidad de orientación, me veo en un apuro. Creo que mi mujer y yo nos hemos desviado de la ruta establecida, y estamos perdidos.
-Oh amado hermano, Mahoma mi señor, la paz y la bendición sean con él me ordena no hablar con los infieles.
- No, no, nosotros no somos infieles bravo hombre del desierto, bueno mi mujer no lo sé, la verdad. Verá usted, me llamo Tony, y estamos algo perdidos. ¿Me dice su nombre para poder dirigirme a usted?
- Me llamo Muhammad Muutahí, y he brotado de la frente de la estirpe de mi señor Mahoma, que las bendiciones sean con él.
- Esto es fantástico Muhammad, ha sido un milagro encontrarle. He rezado pidiendo un milagro. Un milagro enviado del cielo por el profeta Mahoma. ¿Y por ventura no lo ha sido esto?
- No lo creo, Mahoma siempre ha hecho la guerra santa contra los codiciosos los corrompidos los pecadores y los no creyentes, combate para restaurar en un mundo olvidadizo y desobediente las leyes y los mandamientos de Alá, bendiciones y paz sean siempre con él.
- Ejem, si claro. Pero Muhammad no habría manera de olvidar viejas rencillas del pasado y de este modo hacer posible que mi mujer pueda tomar su baño de sales aromáticas esta noche en el hotel Sheraton? ¿Mi vida sexual depende de ello, sabes?
-Oh mis bien amados, en una visión el profeta me ha iluminado con un mensaje: que las montañas y los desiertos se estremezcan, y con ellos las ciudades. Que el ambicioso y el corrompido por muy lejanos que se encuentren, sientan este momento y todos se llenen de temor y de angustia ante los milagros que han de ocurrir. Y que no haya nadie en todo el islam desde esta hora victoriosa que pueda poner en duda siquiera por un instante que Alá es el verdadero Dios. Bien amados es la hora de la oración.
- Ejem, cielito, cariño mío, creo que este bravo hombre del desierto no nos será de mucha ayuda. ¿Qué te parece si en vez de dos meses sin comerme un colín, lo dejamos en una semana?
-Ton, ¿y qué te parece si te vas a la mierda, tú, tu desierto, tu brújula, y me lio con este bravo hombre del desierto para que me guie hasta el hotel?
- Pero mi amor, ¿y qué pasará conmigo?
- La verdad Ton, me importa un bledo.
(Continuará…)

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