…Llegamos a las proximidades del hotel. Hasta allí llegaba el inmenso mercado. Jaimas con mesas bajas y alfombras, comida egipcia y artesanía de todos los lugares. Collares de coral, bolsos de cuero y de lana, espejos y anillos de plata, figuras de piedra y hasta té moruno. Todo lo imaginable estaba a disposición de los visitantes. Ese mercado árabe transportaba a quien lo recorriera al siglo noveno. Atravesamos el gentío, y entonces vi un remolino de individuos en chilabas y babuchas agolpados alrededor de un bereber enturbantado. Aquella figura me era muy familiar. Me acerqué un poco más. Comprendí por los gestos que aquella muchedumbre pretendía venderle a ese pobre desgraciado, lo más preciado del desierto: agua. Y entonces, ocurrió lo que nunca hubiera esperado que ocurriese aquí, en Luxor, a miles de kilómetros de Alejandría. Oí una voz, que al igual que la figura, me era también muy familiar:
-No, no quiero agua, gracias, por la gloria del profeta Mahoma, las bendiciones y la paz sean con él, los peces practican el sexo en el agua. Yo solo bebo té verde.
Me abrí paso entre la multitud, y lo reconocí.
-Abdul, ¿Qué haces aquí? –Dije agarrándolo por la chilaba-. ¿Y tu camello? ¿Donde está tu camello?
-¡Oh, Tony Pashá! Qué alegría verte, bendito el profeta Mahoma, las bendiciones y la paz sean con él. Mi camello, murió en el desierto de Nubia, no encontré agua para él y no le gustaba el té verde.
-Abdul- dime-¿no has dado un ligero rodeo? ¿No te dije que me esperases en Alejandría?
-Si Tony Pashá, pero me equivoqué de avión, y aterricé en Jartum, en el Sudán, y solo gracias al profeta Mahoma, las bendiciones y la paz sean con él, pude encontrar la manera de entenderme con las tribus bereberes del desierto de Nubia y llegar hasta Luxor. Pero no te preocupes Tony Pashá, está todo bajo control. Por cierto, qué haces tú aquí, Tony Pashá?
-Rescatarte, vamos, salgamos de aquí. Abdul, te has ocupado de las provisiones, tal como te pedí.
-Si claro, Tony Pashá, podrás verlo en este mapa. Mira, he dibujado una media luna en todos los puntos donde he escondido provisiones para nuestra marcha.
-¡Media luna! –Exclamó extrañada Yazmina-.
-Abdul es musulmán-contesté yo- nunca marca nada con una cruz-concluí-.
Estábamos Yazmina, Abdul y yo en la cafetería del hotel esperando a Borja.
-He hablado por teléfono con el socio de mi padre –dijo al sentarse a mi lado-. Lo veré esta noche. Pero hay un problema, organiza una fiesta de disfraces en su mansión.
-Si es un problema -repliqué- al menos que nos disfracemos. Sabéis qué, podría ser muy divertido.
-Si mucho –dijo Yazmina-, pero hemos venido a trabajar,¿No?
-Si claro-contesté yo- pero es la única forma de llegar a Johaan Van Grajaal, alias Octavio Caraguapa. Bueno son las ocho de la tarde, es hora de subir a las habitaciones a descansar un poco. Nos vemos aquí dentro de dos horas… disfrazados. Tú Abdul, ya vas bien así, no es necesario que te disfraces más.
El maravilloso reloj del hall del hotel realizado en madera de puro cedro y bañado en oro tocaba las diez, cuando vi aparecer a Yazmina por la puerta del ascensor. Iba disfrazada de camarera francesa, con lencería muy sexi. Yo por mi parte elegí un disfraz menos llamativo: Iba de Indiana Jones.
-¿Como lo has hecho? -me preguntó mirándome de arriba abajo-.
- Shiiiisss, no se lo digas a nadie, sé coser. Por cierto, Yazmina, estás muy guapa con estas medias de redes y esta faldita tan corta. Quiero que hagamos una tregua, no nos enfademos más, nuestros países son aliados, hagamos un esfuerzo.
-Tienes razón. Es ridículo seguir peleando siempre.
-Mira, ahí viene Borja con Abdul-dije señalando hacia las escaleras-.
-¡Borja va disfrazado de Nazi! -exclamó Yazmina, visiblemente afectada-.
-Sí, eso parece –dije yo-.
-¡Que tal! -Dijo Borja señalando su uniforme negro de SS con la cruz gamada adherida a su brazo. No es demasiado…
-No, no… ejem…está bien… está bien -interrumpí yo-.
-Hubiera alquilado otra cosa, pero era lo último que les quedaba en la tienda de alquiler
-Ah,… vale, es de alquiler… claro, ahora lo entiendo...ejem…
Cogimos un taxi a la puerta del hotel, y nos dirigimos a la fiesta de disfraces en la residencia del ex socio de Johaan Van Graajal. Dentro del taxi, Borja seguía enseñándonos los detalles de su disfraz. Parecía orgulloso.
-Le he añadido esto-dijo mostrándome Un círculo con cuatro líneas en su interior, una en la parte superior y tres en la inferior en forma de huella de ave, es un símbolo de paz.
-Lo estás viendo Yazmina… sigue siendo nuestro Borjita de siempre.
Ella estaba enojada y no quería mirar. Tenía la cara girada hacia la ventanilla, y la mirada perdida en la oscuridad de la noche.
-Vamos, no te enfades-le dije- solo es un disfraz después de todo.
Me giré hacia Borja y le dije en voz muy baja:
- Es que ella es judía. Odia todo lo que representa al nazismo.
Diez minutos más tardes el taxi se paraba en la explanada de una suntuosa mansión. El lugar estaba repleto de limusinas. Había un rio de individuos dirigiéndose a la gran escalinata que daba acceso al palacete. Todos iban disfrazados… Y todos de lo mismo: de Nazis.
-Bien, hemos llegado-dije a Yazmina-.
-Es una encerrona Tony-contestó viendo la marea de uniformes negros ribeteados de rojo y guarnecidos de cruces gamadas plateadas, relucientes bajo la luz de la luna.
-¿Estás segura? No seas mal pensada Yazmina, puede que todos hayan tenido la misma idea.
-No seas ingenuo e inocente, Tony. ¿Crees que hay tantos disfraces de nazis en las tiendas de Luxor?
-Posiblemente no… es difícil de creer-contesté cogiendo su mano para subir los escalones. Abdul, espéranos aquí fuera, si no hemos vuelto en media hora, sal pitando y vuelve con la policía.
-Si Tony Pashá. Aquí me quedo, con las estrellas, la Luna, y el profeta Mahoma, las bendiciones y la paz sean con él.
Dentro, todo estaba decorado y ambientado en perfecta consonancia. El águila del partido nazi, las runa Sigel, el símbolo de las SS, los uniformes negros de las Schutzstaffel , las camisas pardas, y las insignias con forma de calavera. La mansión estaba llena a reventar.
-Voy a buscar al socio de mi padre, ahora vuelvo-dijo Borja-.
-Yazmina, te debo una disculpa. Puede que tengas razón. Podría ser una trampa. Esto está lleno de Nazis.
-¡No me digas! - me dijo fulminándome con cáustica mirada-.
-Verás, intentemos pasar desapercibidos-dije cogiéndola del brazo para llevarla cerca de una gran mesa presidida por una gigantesca fuente y pilas de copas donde se iba sirviendo a los invitados.
-¿Tony, tienes algún plan para salir de aquí?-me preguntó ella asustada-.
-De momento estoy en fase de análisis-contesté al tiempo que cogía un par de coctails-.
-Y dime, ¿vas a estar así mucho tiempo?
Entonces, en ese mismo momento, la orquesta dejo de tocar, el público dejo de hablar, las luces bajaron de intensidad y apareció de detrás de unas grandiosas cortinas rojas una silueta uniformada y sombría.
-¡Mira! -Exclamé yo-, ¡Es Jimmy Carter!!
-Tony, estamos en la cueva de los lobos-replicó Yazmina temblorosa-.
-Aún no nos han descubierto-le dije para tranquilizarla-.
Pero estaba equivocado.
-Amigos, perdónenme por haber interrumpido la música-dijo Carter desde lo alto de su pulpito-, pero tenemos un invitado especial. Recibámosle como se merece, demos un cálido aplauso al señor Joan Puntdecreu, también cono cido como, Tony.
Parecía que ya nada podía empeorar. Estábamos en medio de una trampa de nazis rabiosos y violentos…entonces, vi a Borja acercarse a nosotros con cara de pocos amigos.
-¡Borja! –Dije yo completamente anonadado por tanta sorpresa-.
-Se acabó Borja…me llamo Heinrich-contestó quitándose la peluca re rizos dorados.
-¿Heinrich? ¿Llevabas un postizo?
-Veras Tony, solo hay una única cosa en la que no te mentí…Es mi deseo de cambiar el mundo.
-¿Y que es lo que quieres Heinrich? ¿Qué significa toda esta farsa? ¿El advenimiento del IV reich?
-Jajaja, no, -replicó Jimmy Carter desde su tribuna. El IV Reich es un sueño condenado al fracaso, ya lo han intentado pero no ha funcionado. Yo miro hacia adelante, y he decidido asentar los cimientos del verdadero nuevo mundo. Un mundo más injusto, un mundo más intolerante, menos amistoso, un mundo en el que siempre habrá guerras y enfermedades… este mundo, mi mundo, es el N.N.E… el Nuevo Neoliberalismo Extremo.
El ambiente iba subiendo, la temperatura se caldeaba como en las peleas de gallo. Tengo que hacer algo-pensé para mí-. Entonces, me subí sobre una de las mesas y saqué mi reconocida oratoria a pasear.
-Amigos míos, comprendo vuestra cólera, comprendo vuestro odio, pero por dios, no sucumbáis ante el cinismo. Ojo con las soluciones apresuradas. Por supuesto yo comprendo lo que os gusta del neoliberalismo, además quien os podría culpar por ello, yo mismo muchas veces me enfado ¿Pero seguro que no hay otras soluciones? Recordad lo que dijo Epitecto: “Dice que estar desnudo vale más que cualquier vestido de púrpura. Dice que dormir en el suelo sin mantas es el más blando lecho. Y ofrece como prueba de estas afirmaciones su propio coraje, su imperturbabilidad, su libertad e incluso su pobre cuerpo reluciente y enjuto. Dice: “No hay enemigo cerca; todo está lleno de paz”.
Vamos amigos, esos niños que una vez fuisteis, ¿han soñado con un mundo tan inhumano como ese que os ofrece Carter?... Esos niños siguen dentro de vosotros, y a ellos me dirijo, dejad que les haga una pregunta, una pregunta sencilla… ¿y si ese nuevo mundo fuera el mundo…de la solidaridad, del reparto de la riqueza, y del amor? ¡Eh!... El ser humano es un chiquillo hecho de esperanza e inventiva y ambas cualidades desmienten la idea de que no es posible cambiar las cosas…¿Porqué no las cambiamos para mejor? ¿Qué me decís?
(Continuará…)
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