13 junio 2012
El reloj Tourbillon...rima con millón.
Soy consciente que lo que voy a escribir a continuación no será del agrado de la mayoría por tratarse el personaje al que voy a referirme de una personalidad protegida y mimada por todos los medios de comunicación a imagen y semejanza de nuestra familia real. Pero eso es lo que menos me importa; ya saben ustedes que me rijo por este lema: Cada vez que te encuentres del lado de la mayoría...
...es tiempo de hacer una pausa y reflexionar.
¿Por qué digo que no será del agrado de la mayoría? Simplemente porque soy conocedor de la hipócrita idiosincrasia española tan dada a enaltecer, encumbrar, glorificar y vitorear a los triunfadores, ya sea del deporte, la política o las finanzas, y también, al mismo tiempo, de su crueldad con los desahuciados, desamparados o excluidos.
Bien, dicho esto, vamos ya a lo importante. Supongo que a día de hoy todos saben que al tenista Rafa Nadal le han robado con premeditación y alevosía su carísimo y a la vez feísimo reloj de pulsera de la marca Richard Mille. Dice la prensa: “el tenista español se ha llevado un auténtico disgusto al comprobar la sustracción de su propia habitación de hotel en París de un reloj de lujo valorado en más de 350 000 euros.”
Sí amigos, 350 000 euros, créanme que hasta leer la noticia no sabía que existieran relojes tan caros teniendo en cuanta que este no llevaba ni diamantes ni rubies, ni esmeraldas. Tengo que decir que no es la primera vez que Rafa Nadal es víctima de un robo, ni tampoco que los cacos se hacen con objetos de valor de celebridades aprovechando su ausencia en las habitaciones de hotel, aunque lo normal es que te birlen el móvil o la cámara de fotos, o la foto de la novia, pero un reloj tan caro, eso ya no es tan normal, es más, yo creo que hay que ser tonto del culo, o ser tan rico que te suda la punta de la…nariz si te roban o no. Este chico, tan aficionado a la Play Station y a los conciertos de Enrique Iglesias (eso es muy mosqueante), fue víctima de otra sustracción, también de otro reloj exclusivo, valorado en más de medio millón de euros (85 millones de pesetas), en el vestuario, mientras disputaba el Máster 1.000 de Toronto (Canadá) también de la misma marca, Richard Mille.
¿Verdad que es preocupante? Yo a este niño no le dejaría ni mi bolígrafo Bic naranja.
Fíjense ustedes que la pieza robada, de la que solo se habían fabricado medio centenar de unidades, era el modelo RM 027 Tourbillon, cuyo peso no llega a los 20 gramos (correa incluida, de poliuretano, por cierto), fabricado a mano usando materiales (utilizados entre otras cosas, en la construcción de coches de Fórmula 1, de aviones Airbus, satélites, cohetes y helicópteros…no, no busquen una batidora Moulinex porque no la hay) tan sorprendentes como: titanio, litio, aluminio, cobre, magnesio zirconio, y diseñado con tecnología aeroespacial.
¡Casi nada! ¿Pero es este el único motivo de tan elevado coste? No, hay más mucho más (como en las telenovelas colombianas). Un complejo mecanismo que compensa el efecto de la gravedad sobre el movimiento del engranaje para conseguir una precisión exacta.
¡Qué les parece, eh! Yo estoy seguro que si Albert Einstein hubiera poseído uno así, hubiera culminado la teoría del todo en un plis plas. En fin qué quieren que les diga, ¿nos compramos uno?
Desde luego, está claro que los ladrones sabían lo que robaban, y en esta segunda ocasión, han vuelto a tener éxito y conseguido burlar todas las medidas de seguridad para hacerse con un más que jugoso botín. Mala suerte la de Rafa Nadal, y mala suerte para la marca. La próxima vez, seguro se plantea utilizar la caja fuerte, o jugar a tenis con un reloj Swatch.
Recuerdo también unas palabras de Nadal el día de la presentación del costosísimo reloj. Dijo: “es un honor para mí que alguien como Richard me haya elegido como uno de sus embajadores. Desde el momento en que nos conocimos fue un momento especial”.
Claro, ¿como no iba a ser un momento especial? Ni a él, con todo lo famoso y rico que es, le regalan todos los días un reloj de más de 60 millones de pesetas.
Pero al margen de lo obsceno y sicalíptico de todo lo anterior mencionado, a mí lo que no me cuadra de este chico mallorquín, es que se ponga en la muñeca un reloj de tropecientos millones de pesetas, y luego, con toda naturalidad y desparpajo, nos anuncie las bondades de un automóvil (marca Kia, para más señas) que cuesta 8000 euros (1 300 000 pesetas), o sea, lo que cuesta la correa de poliuretano de su millonario reloj tourbillón. No sé queridos amigos y amigas, quizás me haga viejo y sea muy quisquilloso, tal vez es que me cae mal el chico ese, o simplemente que no comprendo que se pueda ser hombre anuncio de una marca de lujo “con la que está cayendo” en España.
En fin no quiero parecer pesimista en cuanto a mi percepción del ser humano y por eso terminaré, como siempre, con unas palabras de un personaje que no llevaba en la muñeca un reloj de 350 000 euros, y que sin embargo, aunque símbolo del “realismo sucio”, era infinitamente más limpio, transparente y rico en su coherente vida, que nuestro tenista Rafa Nadal. Me refiero a Charles Bukowski, que dijo:
“Casi siempre lo mejor de la vida consiste en no hacer nada en absoluto, en pasar el tiempo reflexionando, rumiando todo ello. Quiero decir… pongamos que alguien comprende que todo es un absurdo, entonces no puede ser tan absurdo porque uno es consciente de que es un absurdo y la consciencia de ello es lo que le otorga sentido. ¿Me entienden? Es un pesimismo optimista.”
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