07 febrero 2014

Pasión ibérica.

Lo que van a leer, aunque parezca mentira, es la conversación grabada y luego transcrita, de la conversación que Rosa, la del clavel español (Rosa, lideresa de un partido de cuyo nombre no quiero acordarme), ha mantenido esta mañana, rodeada de toda la intelectualidad y del premio Nobel Toni Cantó, en la sede de su partido, y en un gabinete de crisis sin precedentes. Para que todos ustedes comprendan lo relevante de este documento, les diré que la conversación gira en torno a la declaración UNILATERAL del cese definitivo de las obras del canal de Panamá por parte de la multinacional española SACYR. El tema no es moco de pavo, y como verán puede desencadenar una guerra de dimensiones apocalípticas. Pero vamos ya al lio. Aquí os dejo ese documento de un valor incalculable.

—Buenos días lideresa.
—Hola Cantó. ¿Qué pasa? ¿Por qué me has hecho reunir el gabinete de crisis?
—Verás, querida lideresa, tenemos un “grossen problemen”.
—¿Qué? ¿Ya no sabes hablar español? ¿Has vuelto a leer a Josep Plá?
—Ejem…no es catalán, es alemán.
—¿Y por qué me hablas en alemán, Cantó?
—Ejem…como nos has obligado a todos a leer el Mein Kamft en alemán, pues a veces me confundo, lideresa.
—Está bien. ¿Qué pasa ahora? Ya sabes que he estado con los bomberos de Málaga y no he tenido tiempo de leer las noticias.
—Sí, ya he visto el vídeo con los bomberos.
—Hay que ver lo buenos que están los bomberos de Málaga. Me he puesto más caliente que una pistola de juguete.
—Ejem…sí, la verdad es que está muy buenos, pero…pero…lo que tengo que decirte es…
—¿Qué pasa? ¿Tan grave es la cosa? ¿Los catalanes se han atrevido a levantar un Castell de 5 de 9 amb folres sin pedir permiso?
—Es mucho peor, querida lideresa. Los panameños se han rebelado contra SACYR. El estandarte de España en América latina.
—¿Y? Que les apliquen en el artículo 155 de la constitución y a tomar por culo.
—Es que Panamá es un país independiente, querida lideresa. Ya no pertenece a España.
—¿Ah no? ¿Desde cuándo?
—Si mi memoria no me falla, no olvides que lo estudié en tercero de la Eso, creo que desde 1821, querida lideresa.
—Putos panameños. ¡Qué se han creído! Hace dos días iban todavía vestidos con plumas del ave del paraíso y ahora quieren un pulso con nosotros. Se van a enterar. Ahora mismo llamo a Rajoy y le digo que envíe las fuerzas de intervención rápida del ejército.
—Ejem…verás, querida lideresa, nuestra fuerza de intervención rápida no está operativa por falta de presupuesto.
—Pues les mandamos a la Legión. Ya verás tú. En cuanto esos panameños vean a la cabra al frente se cagan en los pantalones.
—Tampoco hay cabra, querida lideresa. Como sabrás, ahora los legionarios deben pagarse el menú, y como andan justos de dinero se comieron a la cabra.
—¡Coño! La cosa está grave entonces. Bueno, pero dime, ¿por qué no quieren los panameños pagar lo que pide SACYR?
—Verás, querida lideresa, es que dicen que SACYR ganó el concurso con un presupuesto un 6 % más bajo que la competencia, y ahora quieren cobrarles un 50 % más por terminar la obra.
—¡Serán cabrones esos panameños! ¿Pero qué se han creído? ¿No saben que es lo normal en toda obra licitada con empresas españolas? Mira, te diré qué vamos a hacer. ¡Se van a enterar esos putos panameños! ¡A mí no me conocen todavía! Toma nota, amigo Cantó…
—Le voy a enviar una carta al chino ese que se peina con la raya en medio. ¿Cómo se llama? Ah, sí…Kim Jong Un…
—Ejem…querida lideresa, ese tal Kim Jong Un es coreano, no es chino.
—¿Ah no? Bueno, es igual, tú toma nota: “Camarada Kim Jong Un, me dirijo a ti para pedirte un favor. En vista de las maravillosas relaciones existentes entre nuestros dos países he decidido, UNILATERALMENTE, recurrir a ti para pedirte prestado el ejército de guerreros de terracota de Xi’an que…
—Ejem…querida lideresa, perdona que te interrumpa, pero creo que los guerreros de Xi’an están en China y no en Corea del norte.
—¿En China? ¿Estás seguro?
—Casi seguro, querida lideresa.
—Está bien. Tacha el nombre ese y busca en la Wikipedia el nombre del mandatario chino. ¡Si es que tengo que estar en todo! Y no me interrumpas más, que se me va el hilo de mis pensamientos.
—Se llama Xi Jinping ¿Dejo lo de camarada?
—Claro, ¿no son rojos comunistas los chinos?
—La verdad es que cada día menos, querida lideresa.
—Joder, Cantó, ¿quieres escribir tú mismo la carta?
—No, querida lideresa.
—Entonces te callas y escribe lo que te dicte: Camarada Xi Jinping me dirijo a ti para pedirte un favor. En vista de las maravillosas relaciones existentes entre nuestros dos países he decidido, UNILATERALMENTE, recurrir a ti para pedirte prestado el ejército de guerreros de terracota de Xi’an que guardas con tanto cariño para con tu permiso usarlo en contra de Panamá, que como bien sabes es aliado incondicional de EE.UU…y bla bla bla…el resto lo acabas tú, Cantó.
—Querida lideresa estoy pensando que debido a pobre estado de las 8000 figuras de terracota deberíamos pintarlas antes de enviarlas a luchar contra los panameños. ¿Qué me dices?
—¿Pintarlas? Uhm, no es mala idea. Pero nada de mariconadas, que te conozco Cantó. Nada de colores pastel.
—No, querida lideresa. Yo había pensado en pintar las 8000 figuras de terracota con los colores de William Wallace, el de Braveheart.
—¿Azul y blanco?
—Sí, ¿cómo lo ves?
—¿Estás tonto? El azul y blanco está bien para asustar a las moscas, pero no para acojonar a los panameños. Los panameños descienden de los mayas, un pueblo guerrero y correoso. No, definitivamente nada de azul y blanco. Las pintaremos de color rojo sangre y amarillo oro. Los colores de los tercios de Flandes. Ya verás cómo se acojonan los cabrones. No me conocen esos putos panameños. Menuda soy yo. Si he logrado acojonar a los catalanes con el artículo 155 de la carta magna ya verás cuando esos indios vean a mis guerreros de terracota con los colores nacionales. Se van a cagar de miedo.
—Vale, ¿pero dónde voy a encontrar tanta pintura? 8000 figuras de terracota con los correspondientes caballos y carros no se pintan con la lata de pintura que nos ha sobrado después de pintar la sede del partido. No puedo pintar todo un ejército si no tengo al menos 2000 kilos de Titanlux.
—Joder, Cantó, ¡No puedes, no puedes! ¡Nunca puedes hacer nada! ¡Porque ni siquiera eres medio hombre! ¿Sabes que no soporto los borregos acobardados como tú, Cantó? ¿Y por qué me mira así, eh?
—Es por la cara que pones. Parece que fueras a matarme... nunca te he visto mirarme de esa manera, querida lideresa.
—¿Yo? ¿Yo matar a alguien? ¡Venga ya! No seas idiota. A menos que… ¿No serás catalán, no?
—No, querida lideresa, bien que lo sabes. Pero es que no sé cómo podré hacer lo que me pides.
—¡Pues tendrás que hacerlo! Llama a VOX,  el nuevo partido de la derecha español, ellos seguro que tienen miles de latas de pintura rojigualda. Tendrás que hacerlo y no intentes siquiera decirme que no.
—¿Pero, y si Ortega Lara está allí? ¿O Vidal-Quadras? Suponte que se cabrea porque queremos echar una mano al Partido  del gobierno  con eso de SACYR y... y...
— ¿De qué hablas ahora? ¡Inútil, que eres un inútil! ¡Miserable pretexto de hombre! ¡Te voy a decir una cosa, Cantó! Si Ortega Lara o Vidal Quadras están y tú no eres capaz de traerte la pintura, te haré el hombre más desdichado de mi querida España. Tiembla de pensar lo que te puedo hacer. Mira lo que les he hecho a los catalanes. Y eso es solo el principio. A mí ningún puerco bastardo me lleva la contraria.
—Lo que tú digas, querida lideresa. Haré todo cuanto me pidas siempre que creas que es una buena idea.
La reunión siguió. Rosa, la del clavel español, llevaba la voz cantante, como siempre; e interrumpía cada vez que Toni Cantó iba a decir algo. Lo único que hacían el resto de miembros del partido magenta era darle la razón, dejando caer de vez en cuando que Rosa era maravillosa y listísima. Como de costumbre.
—Conque sí, ¿eh? Puede que algún día te pegue un tiro, ¿sabes? ¿De qué hablas ahora, si puede saberse? —Le preguntó a Savater  —.
—De que deberías salir más a la calle —dijo Savater—. Ya sabes lo que habla la gente de ti y no me parece prudente con las elecciones encima, que no intentes conectar más con la gente.
—Venga ya —dijo Rosa—. Sabes muy bien que el pueblo español me adora. ¿O es que también eso te da envidia?
—Pero acordamos que...
— ¡Yo no! Yo no acuerdo nada...Yo mando. Además, sabes perfectamente que tengo a Albert Rivera  en el bote. Ese chico come en mi mano. Pero no me gusta aprovecharme de las oportunidades. Y ¡Cierra el pico de una vez! ¿Has visto hombre igual en tu vida, Toni Cantó? ¿No es para preguntarme si no estaré medio loca por haberlo metido en el partido?

Toni Cantó miró a Savater y le dirigió una malévola sonrisa. Luego Rosa, la del clavel español, le dijo a Savater que sería mejor que se fuera a su cuarto (su cuarto era su despacho dónde meditaba sobre lo humano y lo divino) si no soportaba tanta presión. Cosa que hizo Savater. Al llegar a su despacho se tumbó en el sofá y se tapó con la manta de pelo de Yak vuelta para que los zapatos no la ensuciaran. La ventana estaba abierta y podía oír el canto de los grillos, que siempre se oía después de una bronca de la lideresa. De vez en cuando se oía también el ruidoso croar de una rana, que parecía un tambor bajo que marcara el tiempo. Al otro lado de la calle alguien le daba a una bomba de agua, plum, fisss, plum, fisss, y hasta podía oírse a una madre que llamaba a su hijo: ¡Manolo, eh, Manolo! ¡Ven en seguida cabronazo! Y en el aire flotaba el aroma de la tierra limpia, el olor más agradable que hay después del olor del dinero, y... y todo era hermoso. Era todo tan condenadamente hermoso y apacible que Savater se durmió. Si amigos, se quedó dormido aunque el día no había sido de los mejores de su vida. Creo que llevaba dormido aproximadamente una hora cuando le despertó la voz de Carlos Martínez que gritaba, la de Toni Cantó que se desgañitaba y la de un tercero que hablaba a los otros dos: era Rosa, la del clavel español, que decía lo que pensaba de una manera que daba dentera. Suavemente, pero firme y tajante, como solo Rosa podía hacerlo cuando se cabreaba. Lo mejor entonces era escuchar lo que decía; lo mejor era escuchar y aprenderse de memoria lo que dijera, porque de lo contrario uno podía pasarlo pero que muy mal.
A pesar de los gritos, Savater no dijo nada. Se quedó escondido bajo la manta. Se dio cuenta de que Rosa, la del clavel español, estaba acusando los efectos de aquello…de… ¿Cómo se llama? … Bueno, es igual, no recuerdo el nombre pero es un tipo de alucinógeno que, en dosis no tóxicas, causa alteraciones profundas en la percepción de la realidad. De modo que la bronca siguió y Rosa, la del clavel español seguía gimiendo, retorciéndose, sacudiéndose y quejándose, diciendo que los putos panameños no iban a poder con ella, y menos aún con el pueblo español. Toni Cantó que aparte de servil y lameculos es muy espabilado dijo que él sabía cómo solucionar el problema de SACYR con el canal de Panamá, sin tener que pintar de rojo y amarillo a las 8000 figuras de terracota, y que sería mejor que se sentaran todos si es que querían oír la gran idea que había tenido.

—Querida lideresa, deja de hacerle daño. Suéltele la oreja al pobre Carlos Martínez. Tengo la solución.
—Con mucho gusto —dijo la lideresa—. Se me pone la carne de gallina de sólo tocarle. Si por lo menos fuera la mitad de buenorro que los bomberos de Málaga. En fin, me temo que no he sabido dominarme —dijo sonriendo y un poco rígida—.A ver Cantó, ¿qué idea quieres aportar ahora?
—Verás lideresa he pensado que como los catalanes son un poco judíos y siempre han sido buenos mediadores podríamos escribir una carta a Artur Mas, el presidente de la Generalitat catalana,  y pedirle…
— ¿Q... qué? ¡Qué?
—Bueno, espera, no te sulfures, verás, creo que…
—Cantó—dijo— ¡Eres un idiota!
—Sí —dijo él—, supongo que no tengo las cosas muy claras. Yo solo pensaba en una forma de… bueno quiero decir que creo mucho en los fueros locales, ya me entiendes, los fueros regionales y todo eso y pensé que…
—No eres completamente idiota, Cantó. ¿Por qué hablas como si lo fueras?
—¿Qué quieres decir, Rosa? Perdón, lideresa.
—Quiero decir que hasta el más lelo se habría dado que aquí quien corta el bacalao soy yo.

El pobre Toni cantó ya no sabía qué hostias hacer. El caso es que no tuvo tiempo de hacer nada, porque en el acto ella le dijo:

—Cantó, siéntate. Quiero hablar contigo.
—Creo que será mejor dejarlo para mañana —dijo él, acojonado—. Es un poco tarde y...
—¡No! Ahora, Cantó.
Carlos Martinez  y su secretaria rodearon a Rosa para calmarla y decirle alguna cosa.
—Creo... creo que Toni Cantó no quería hacer nada malo. Solo quería aportar ideas, querida lideresa — dijo la secretaria con los ojos anegados en lágrimas—. Es un hombre muy educado, lo sé, y no quería hacer nada malo, ¿verdad, Toni?

Era una de esas situaciones que la verdad nadie creería. Pero era real. Toni cantó estaba sumergido en un valle de lágrimas. Y no le culpo, porque parecía que iba a ser el invitado de honor de un linchamiento.

—Pero... pero...Pero Rosa, o sea, lideresa —balbuceó Toni Cantó—... me está esperando mi novia. Y yo...
—Déjala estar. Me temo que no es el único contratiempo que puede sufrir si no solucionamos el problema de SACYR. Y deja de temblar y llorar. No voy a hacerte nada. ¡Ahora, escucha! Ya sé qué vamos a hacer…

(Continuará… O no)

PD: Advertencia: cualquier parecido de los personajes de este diálogo con la realidad es pura coincidencia.

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