15 febrero 2012

La vulnerabilidad de una mujer emocionalmente rota.


...Hoy me ha sucedido algo curioso (Ya saben que cuando empiezo una nota o un comentario con esas palabras es que lo que voy a relatar es cierto y verídico). Al Llegar a Barcelona esta mañana he pasado a ver a un amigo, para saludarlo y, de paso, conocer su estado anímico. ¿Por qué se preguntaran algunos de ustedes? ¿Cómo… que nadie se lo ha preguntado? ¡Venga ya! ¡Que les conozco! Bueno, pues les diré que su mujer lo dejó tirado hace un par de meses. ¡Hala…ahora ya lo saben, pandilla de chismosos! ¿Y por qué, se preguntaran muchos de ustedes? ¡Que sí, que sé que se lo preguntan, coño! Pero eso no pienso decirlo. Los cuernos nunca deben comentarse. ¡Mierda, ya lo he dicho! Bien, no pasa nada. Mientras no diga quien puso los cuernos a quien, no tiene mayor repercusión. Sigamos pues con el relato de los hechos. ¿Cómo dicen? ¿Que quieren saber quien puso los cuernos? ¡Ah no, eso sí que no! Nunca cuento nada, y menos cuando los cuernos los pone un amigo mío… nunca, ¿vale?. ¡Me cachis, ya he vuelto a cagarla! En fin, espero que mi amigo me perdone, total no he mencionado su nombre. Bueno, como iba diciendo fui a ver a mi amigo Josep… ¡Me cago en…! Lo siento Josep, se me ha escapado tu nombre, pero no te preocupes que no saben tus apellidos, y eso jamás se me escapará. Ya me conoces, respeto muchísimo la privacidad y la identidad de las personas a las que me refiero en mis relatos. Pero volvamos al hilo que nos llevará al ovillo. Como decía me detuve para ver a mi amigo Josep Capdevànols i Masdecavall… ¡Hostia Tú! Lo siento Josep, debe ser el jet lag. Ya sabes que he vuelto de Valencia a Barcelona en avión…y sin desayunar. Pero tú tranquilo que nadie te conoce, ni tu mujer…por eso te ha pedido la separación, ¿no? Vayamos entonces a lo que importa. Me encuentro con mi amigo y le digo:

-¡Josep, la has cagado tío! Tu mujer jamás te perdonará la putada que le has hecho.

-Ya lo sé Tony, pero te juro que cualquiera hubiera caído en las redes de aquella depredadora.

-No estoy tan seguro. No todo el mundo le pone los cuernos a su mujer, y menos con su mejor amiga.

-¡Eh, quieto ahí! No era su mejor amiga, solo era su segunda mejor amiga. A mí me dijo una vez que su mejor amiga era tu ex mujer y…

-Bueno, vale, quizás, pero ha sido una cerdada lo que le has hecho, y lo sabes. ¿Porque lo sabes, verdad, capullo?

-Claro, a toro pasado es fácil darme lecciones de moral… pero tú qué hubieras hecho, eh, listillo? Ya te comenté que yo solo fui a su casa para acompañarla en el trance emocional que estaba pasando. Sabes muy bien que su novio la dejó por aquella camarera de tetas operadas del bar de Manolo, y eso fue demasiado para ella.

-Lo sé, pero te has aprovechado de su vulnerabilidad. Estaba confundida, trastornada, deshecha, y tú te has aprovechado. Sabes muy bien como son las mujeres, te lo he repetido hasta la saciedad. Cuando sufren en sus carnes el desgarro de un desamor o una ruptura traumática, y esa lo es, reaccionan como una botella de champagne agitada bruscamente. Hay que darles tiempo para que todo vuelva a la normalidad. Sabes, porque te lo he dicho multitud de veces, que hay que dejar un lapso de tiempo prudencial entre el momento del desgarro emocional de la mujer y el deseado contacto de una amigo cercano, para aliviarla. ¿Lo sabes verdad? Sabes que te lo he repetido multitud y multitud de veces, ¿no?

-Sí, ya lo sé… y dejé pasar un tiempo, antes de ir a consolarla, créeme!

-¡No me jodas, Josep! Me puedes decir cuánto tiempo dejaste pasar, eh? ¿Dos meses, un mes, una semana…?

-Bueno, ahora mismo no recuerdo exactamente, ya sabes el shock que tengo después que mi mujer me pusiera las maletas en la puta calle, pero creo que dejé pasar un día.

-¡Y una mierda, Josep! ¡Ni un día...ni una leche! Sé muy bien que a la hora de enterarte de que su novio la había traicionado estabas llamando al timbre de su puerta, o ¿no?

-Vale, tal vez tengas razón y haya sido muy pronto. Pero te puedo asegurar que cuando llegué no la vi altamente vulnerable.

-Vaya, vaya… ¿y me puedes explicar cómo determinaste que su estado emocional no la hacía “altamente vulnerable”?

-Pues porque me recibió en negligé negro, medias con liguero, tacones de aguja y…

-Muy bien, ok, de acuerdo …  y solo por eso determinaste que su estado no era vulnerable…desde luego Josep eres un enfermo sexual.

-Espera que no he terminado, también había Cava Codorniu y fresones como melones sobre una bandeja de plata cincelada que estaba en la mesa y…

-…Y nada! Que no Josep, eso no es suficiente para determinar la no vulnerabilidad de una mujer. No has aprendido nada de mí, eh? No han servido de nada todos esos años acompañándome por todos los tugurios de Barcelona, eh? No has visto como actuó yo, con que delicadeza y tacto me muevo en situaciones como esa? Josep te repito por enésima  vez que esos indicios que me relatas te han hecho presuponer una no vulnerabilidad fingida. Esa chica estaba deshecha, desajustada, desarmada, no sabía lo que hacía, estaba desorientada, sin brújula, y tú te has aprovechado de ello.

-De acuerdo Tony… pero puedo acabar? A ver cómo me explicas que tuviera la puerta del dormitorio abierta de par en par, un canuto de Marihuana en los labios,  el equipo de música tocando el "don't worry be happy "de Bob Marley, y que me agarrara del cinturón para arrastrarme al catre, Eh?

-¡Coño Josep, haber empezado por ahí joder! Si es que como siempre  tengo que arrancarte los detalles con alicates. Bueno, venga, vamos a tomar algo, invito yo, quizá tengas razón y su estado de vulnerabilidad no fuera tan preocupante, pero ya me conoces, yo respeto mucho a las mujeres, y como dijo Fray Luis De León:
Si hay debajo de la luna cosa que merezca ser estimada respetada y preciada es la mujer.

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