29 febrero 2012

Todo empezó con una manzana.


Puede que vivamos en un universo con más dimensiones de las que alcanzamos a ver. El Universo es mucho más extraño de lo que nos imaginamos. Hoy en día la teoría armonizadora se ha convertido en la quimera de la física moderna. Según la teoría de cuerdas, podríamos estar viviendo en un universo donde la realidad coincide con la ciencia ficción. Un mundo de 11 dimensiones con universos paralelos muy cercanos.
Ahora bien: ¿Qué nos hace pensar que podemos comprender la complejidad del universo y podamos resumirlo en una teoría para todo? ¿Nada verdad? Pues yo voy a intentar explicarles cómo funciona; no es fácil pero lo voy a intentar.
Tenemos R mi Ni menos un medio de g mi Ni R (ya saben cómo va esto) igual a 8 Pi GT.
¿Y como lo obtenemos me preguntarán ustedes? ¿Porque me lo iban a preguntar, no?
Muy simple: variando la acción de Einstein y Gilbert y dando con las ecuaciones necesarias para este período. ¿Se acuerdan como se llama esto? No, no es la curvatura escalar. Esto es el tensor de Richie. ¿Es que no lo han estudiado? Está visto que por mucho que lo intente no puedo enseñar a incultos. Vuestros cerebros no son capaces de entenderlo. ¿Como van a ser ustedes capaces de comprender las complejas leyes del Universo? La física moderna asegura que sí, pero veo que no. Visto lo visto, voy a recoger yo solo el testigo que Einstein nos legó en su búsqueda de la unificación. ¿Qué no saben que es la unificación? ¿Pero saben ustedes algo? Ya veo que no. La Unificación supone formular una ley que una todo lo que conocemos en este universo, a partir de una sola idea…una ecuación única. Y creo que dicha ecuación puede existir. ¿Y por qué dirán ustedes? Pues porque en el transcurso de los últimos 200 años nuestros conocimientos acerca del universo nos han aportado toda una serie de explicaciones que apuntan en la misma dirección. Todas parecen converger en un único y valioso concepto que aun estamos buscando. La unificación es la clave. Supone nuestro objetivo.

No perdamos más tiempo y vayamos al meollo.

Muchos años antes de que viviera Einstein la búsqueda de la unificación comenzó con el accidente más famoso de la historia de la ciencia. La anécdota cuenta que un día de 1665 un joven estaba sentado bajo un árbol cuando de repente vio como cayó una manzana de él. El desprendimiento de aquel fruto sirvió para que Isaac Newton revolucionara nuestro concepto del Universo. Una apuesta ambiciosa en su época. Newton aseguró que la fuerza que atraía a la manzana hacia el suelo y la que mantenía a la Luna en órbita terrestre no era sino la misma. En un solo paso Isaac Newton había unificado el cielo y la tierra en una teoría que llamó gravedad. La unificación de lo celestial con lo terrenal. Una ley única que rige los movimientos de los planetas, las mareas y la caída de la fruta, supuso una unificación fantástica para nuestra imagen de la naturaleza. La gravedad fue la primera fuerza que llegamos a comprender científicamente y le seguirían otras. A pesar de que Newton descubrió la Gravedad hace más de 300 años, las ecuaciones que la descubrían realizaban predicciones tan exactas que las seguimos utilizando hoy en día. De hecho gracias a estas ecuaciones los expertos de la Nasa lograron diseñar la trayectoria del cohete que aterrizó en la Luna. Pero había un problema. A pesar de descubrir la fuerza de la gravedad con una gran exactitud Newton ocultaba un bochornoso secreto. No tenía ni idea de cómo funcionaba. Durante casi 250 años los científicos miraban hacia otro lado a la hora de enfrentarse a este misterio…hasta que a principio del siglo pasado un anónimo empleado de una oficina de patentes suiza lo cambió todo. Pero de esto hablaremos otro día…

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