03 agosto 2011

Las aventuras de Ton y Lola (Perdidos en el desierto capítulo XVII)

 …-Mira, ahí están-dije a Yazmina, señalando el grupito de jóvenes hippies  reunidos alrededor de una hoguera –. Vamos a ver que hacen. 
Cogí mis prismáticos. que siempre llevaba conmigo, y presencié una escena digna del National geographic. Una escena terrible, espeluznante, tétrica, una escena de vida y de muerte; de combate, de lucha y de supervivencia. La pelea entre un gran escorpión pandinus  y un escarabajo rinocerontus. El gran escorpión emergió, con un crujido seco, de debajo de la pequeña roca. Sus dos pinzas defensivas estaban levantadas como los brazos de un luchador.
Fuera de su agujero había un pequeño trozo de tierra dura y plana y el escorpión se detuvo en el centro del mismo apoyándose en las puntas de sus cuatro pares de patas, los músculos preparados para una rápida retirada, analizando con sus sentidos las más mínimas vibraciones que iban a decidir su próximo movimiento.
La luz de la luna, brillando a través de los velos de unas débiles nubes, extrajo reflejos de zafiro del pequeño cuerpo de duro esmalte negro y destelló pálidamente en el húmedo aguijón blanco que sobresalía de la cola, ahora curvada en señal de amenaza.
Con lentitud, el aguijón se deslizó de nuevo en su vaina y los músculos que controlaban el saco del veneno se relajaron. El escorpión había tomado una decisión. La avaricia había ganado al miedo.
Unos centímetros más allá, dentro del circulo de arena delimitado con piedras y rellenado  con un zarzal seguramente puesto adrede por aquellos jóvenes, el escarabajo rinocerontus se preocupaba únicamente por caminar con dificultad hacia mejores pastos . La rapidez de movimientos del escorpión no le dio tiempo de abrir las alas. Las patas del escarabajo se agitaron en actitud de protesta mientras la afilada pinza se ceñía alrededor de su cuerpo; el escorpión le clavó el aguijón y al instante el escarabajo estaba muerto. Una vez más, la ley cruel de la naturaleza había triunfado.

- Éste es mi plan, Yazmina-dije quitándome la chaqueta-.  Ve esta roca-añadí señalando una forma sombría y oscura , a veinte metros de nosotros-.
-Sí.
-Espéreme allí.  Yo me ocuparé del resto. Y no se preocupe, todo irá bien.


Entonces me encaminé con paso lento y calmoso,  hacia el grupito de hippies, la chaqueta sobre el hombro y un pitillo entre los labios.


-Hola chicos, hermosa noche, ¿verdad? –dije con la mejor de mis sonrisas.


Me miraron, y sin decir nada, uno de ellos estiró el brazo para ofrecerme algo.

-Gracias, ¿qué es esto?-pregunté.
-L.S.D –contestó Borja, quien parecía ser el líder de la comuna-.
-No, gracias prefiero el tabaco. Fumaré uno de los míos-dije sacando mi paquete de Marlboro Light-.  Chicos, ¿que hacéis aquí? –Pregunté sentándome cerca de la hoguera-.
-Rechazamos este mundo capitalista –contestó el que llevaba tatuado en el cuello una hoja de marihuana .


La reconocí porque es muy particular. Tiene una forma muy elástica para hacer distintos diseños de tatuajes.   


-Hoy el capitalismo neoliberal salvaje-continuó- es la  máxima expresión del imperialismo moderno. Pretende mantener su hegemonía a costa de cualquier precio con tal de mantener bajo su imperio a los países conocidos como tercer mundo, naciones que fueron dominadas políticamente y explotados económicamente por los países desarrollados, en especial por los Estados Unidos de Norteamérica, gracias a los gobiernos complacientes y serviles de turno que concedían y conceden cualquier cantidad de facilidades al capitalismo foráneo, que se apodero de las riquezas de los estados  saqueando todo a su paso, hasta llevar casi a la ruina a algunos, y….
-Vale, vale…podrías resumírmelo, por favor.
- Queremos cambiar el mundo.
-Sí, claro… Cambiar el mundo, cambiar el mundo… sois simpáticos… pero habrá que madrugar  alguna vez, porque el mundo no os va a estar esperando siempre. El mundo se mueve, y rápido…y tarde o temprano os va a dejar tirados. ¿Qué va a pasar cuando se acaben las vacaciones de verano? ¡Eh!
-No estamos de vacaciones-contestó el que parecía más colocado-.
-Está bien… os habéis cogido un año sabático,… ¿y el año que viene? ¿Habéis pensado en el año que viene? El mundo no se doblegara ante unos chicos con rastas y margaritas en el pelo…Mayo del 68 no fue lo que se esperó, ni tampoco fue el año de la juventud. Las cosas no funcionan así. Estamos en el mundo real, y en el mundo real, el pelo se lleva corto. ¡Es así! El pelo largo y los trovadores se acabaron.
-No quieres una calada, ¿de verdad?-preguntó uno de ellos ofreciéndome nuevamente  un porro de Cannabis.
-¡Dame! -dije- pero solo un par de caladas, eh!


Aspiré profundamente el cilindro de hojas de marihuana. Una vez, y otra…y otra. Los chicos me miraban, se miraban entre ellos, volvían a mirarme…y entonces, con los ojos medio entornados, dije:


-¿Que estaba diciendo?
-Hablaba usted del fin de los trovadores.
-¿De los trovadores? Ah,  si… ¿y porque hablaba de eso?-pregunté un poco aturdido y atolondrado-.
-No tenemos ni idea-contestaron al unísono
-No podéis decir esto, me decepcionáis…estaría diciéndolo por algo…En fin, no sería importante. ¡Oye chico! -dije dirigiéndome a Borja- me puedes acompañar a mi coche, me siento algo mareado…está allí, tras aquella duna.
-Si claro-contestó.


Cuando llegamos tras la duna, cerca de la gran roca donde Yazmina me estaba esperando, agarré a Borja por el brazo y lo tiré al suelo, reduciéndole con una llave de jiu jitsu.


-Soy  periodista busco a tu padre, Johaan Van Graajal, alias Octavio Caraguapa. ¿Donde está?
-No sé de qué me habla, dijo asustado.
-Dime donde está o te meto una bala entre los ojos.
-No sé donde esta mi padre-contestó llorando-.
-No es lo que he oído.
-Yo tampoco-dijo Yazmina, saliendo de detrás de la roca.
-Os quiero ayudar,  lo prometo.
-Sí claro, y lo harás-dije yo.
-No sé donde esta mi padre, pero si sé donde está su ex socio. Os llevaré a Luxor donde vive. Estoy dispuesto a ayudaros a encontrarlo. Odio a mi padre, es un nazi. Es un cabrón. Me avergüenzo de ser su hijo.


Al oír esto último, le solté un guantazo. Yazmina me miró sorprendida.


-Pero bueno, ¿como hablas así de tu padre? –le dije-. ¡Qué vergüenza! ¿Quien te ha criado? ¡Eh! Yo jamás he hablado mal de mi padre, jamás. Mi padre era carretero, y  acatábamos su disciplina, y sus malos tratos.  Mi madre nunca se quejo y nosotros tampoco-rematé con ímpetu y rabia-.
-Pero Tony,  es que su padre es un nazi-interrumpió Yazmina, pasmada y estupefacta por mi reacción-.
-Puede ser, pero aun así es su padre-contesté yo  cogiendo al chico del brazo para levantarlo de la arena, donde fue a parar tras el sopapo.¿ Estás bien? –añadí, limpiándole la arena que se le había metido en sus greñas.
-Creo que sí-dijo tambaleándose-.
-¡Estupendo!


Seguidamente, le ordené que caminara delante de nosotros en dirección al coche que había escondido en el muelle, cerca de la playa.


-Dime Tony, ¿tu padre era carretero?-preguntó Yazmina, sorprendida.
-No que va, era diplomático en la embajada de Tahití, en la Polinesia francesa.
-¿Y por qué le has dicho al chico, que tu padre era carretero?
 -He utilizado la tortura psicológica.
-Pero el chico ya había hablado-replicó Yazmina.
-Si, pero no soporto esa denigración sistemática. Se empieza por los padres, la familia, y luego… la bandera, y la patria.
-¡Tony, su padre es un Naziii !!
-Si, pero ante todo es su padre, Yazmina…y la familia es sagrada. La familia es la primera célula esencial de la sociedad humana, es la primera evolución del individuo unido a otros individuos por la naturaleza, por los afectos, por la ley y por los intereses del orden  moral. Yazmina, ¿has leído a Chesterton?
-Claro.
-Pues él dijo que el lugar donde nacen los niños y mueren los hombres, donde la libertad y el amor florecen, no es una oficina ni un comercio ni una fábrica. Es en el seno de la familia. Ahí veo yo su importancia. ¿Comprendes?  


Yazmina me miraba extrañada. Como intentando descubrir lo que se escondía dentro de mí. Yo me percaté y dije:


-¿Qué estás pensando Yazmina?
-Nada, solo intento imaginarte un domingo cualquiera, fuera de este mundo de aventuras y acción.
-La imaginación de una mujer es excesivamente rápida. En un momento salta de la admiración al amor, y del amor al matrimonio-respondí con mi habitual seguridad-.
Sus negros ojos se quedaron pensativos un par de segundos. Luego soltó un ligero suspiro y me dijo:
-No tienes remedio Tony, eres un insoportable presumido y presuntuoso. Vámonos, mañana tenemos que viajar a Luxor, y nos espera un largo viaje.

(Continuará…)

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