08 agosto 2011

Las aventuras de Ton y Lola (Perdidos en el desierto capítulo XX)



…Rompí un par de jarrones chinos de la dinastía Ming, una fastuosa lámpara de araña de cristal de bohemia, y una escultura de Rodin antes de atravesar el enorme ventanal que daba a la explanada donde nos esperaba Abdul. Lo intenté todo, créanme, pero ni usando mi mejor oratoria pude convencer a aquella jauría de nazis de que un mundo mejor era posible, por lo que tuve que abrirme paso con el método primitivo: a guantazos y rompiéndolo todo. Nada me detendrá-pensé para mí-, nada se interpondrá entre mi y la libertad. Cogí del brazo a Yazmina, y saltamos hasta la majestuosa escalinata.
 -Abdul, pon en marcha uno de esos coches-grité mientras corríamos hacia él-.
He perdido muchas cosas en la vida, pero jamás mi dignidad, ni mi caballerosidad. Llegamos al coche, abrí la puerta, y con un gesto de gentleman, insinué a Yazmina que entrase en él. Luego aparté de un empujón a Abdul hacia el asiento del copiloto, agarré el volante, y  salimos  derrapando las ruedas traseras  dejando  tras nosotros una leve nube de polvo luminoso que quedó flotando en el aire. Finalmente Solté un ligero suspiro, miré a Yazmina, y dije:
-Tenías razón Yazmina, era una trampa. Pero no sé porque Carter me ha enviado a Egipto. Si quería matarme, lo hubiera podido hacer en Vilanova i la Geltrú, ¿NO?
-También yo estoy sorprendida, y tampoco entiendo nada, Tony.
-Bueno, vayamos al hotel a descansar. Mañana pensaré algo -dije encendiendo un cigarrillo-.
Llegamos al hotel, me despedí de Yazmina, y dije a Abdul que también se fuera a dormir. Abrí la puerta de mi habitación, cerré tras de mí, y me tiré sobre el gran sofá que había en el salón de la suite.  No podía dejar de pensar en Carter, y en todas las mentiras que había urdido para atraerme a Egipto. Cuáles eran sus motivos y porqué…esas dos preguntas me atormentaban. Una ducha me ayudará  a relajarme –pensé-. Abrí las puertas correderas de la habitación para ir hacia el baño, y me quedé mirando asombrado, y el corazón me dio un vuelco.  Siempre me pasa cuando veo a Lola. Estaba  dormida sobre la cama. Los recuerdos me encandilaron, y una suave melancolía se posesionó de mí. Sentí cuán inútil era luchar contra mis sentimientos.
 ¡Qué guapa estaba y que sensual! Tenía esa belleza singular y a la vez felina que tanto me gustaba. La sensualidad sale de adentro del alma, del sentir; es una mirada, un caminar; es la voz y el encanto de los gestos. Así era Lola. Tenía sensualidad, hasta cuando estaba dormida, pero sobre todo tenía una habilidad especial para tirar de las cuerdas de mi imaginación.  No era la primera aspirante a la fama celestial que veía, pero era la mejor. Le di un beso suave… sus labios sabían a piña tropical. Entonces abrió los ojos.

-¿Me has echado de menos? –me dijo cogiendo mi mano.
 Encendí un cigarrillo, y la miré irritado a través del humo que expulsé de mi boca. Me senté en el borde de la cama e hice una mueca en dirección a la lámpara. No estaba de buen humor. No me gustaban las mentiras y me gustaba aún menos saber que había sido lo bastante estúpido para tragarme toda aquella historia.

-A ti Mucho… a tus mentiras menos-contesté muy serio-.
-He mentido por ti… he mentido por nosotros… ¿qué podía hacer Ton?
-Pudiste contarme la verdad. Desde que te conozco nunca has sido sincera, y solo me has contado patrañas, Lola. Me enteré de la carrera delictiva de tu padre por la prensa.  Supe que tu hermana trabajaba en el mundo de la pornografía aquel día que fuimos al sex shop y que cogí una peli suya por casualidad. Descubrí que tu tío Rigoberto era…
-Ah no-me interrumpió ella-, lo de mi tío Rigoberto te lo conté yo. Recuerdo como te dije que compraba vigas viejas de madera y viejos decorados del oeste para construir casas…fue así como se enriqueció. También te dije que tiene edificios con riesgo de incendio por todo el mundo.
-Está bien Lola, olvidemos a tu tío Rigoberto y el pasado. Carter, que me dices de Jimmy Carter?
-Oh, Ton, ¿es necesario?
-Quiero la verdad, Lola. No más mentiras.
-Como quieras, Ton, te contaré quien es Carter, y como le conocí. Carter era un campesino de Oklahoma que vino a Nueva York y pensó que las mujeres éramos victimas fáciles, solo porque preferimos el cine romántico al de acción. A mí, al principio no me importaba si era un tipo duro ni su opinión sobre nada. Salimos juntos una temporada hasta que un día me enteré que su trabajo era arruinar empresas  y matar de hambre a ancianas y viudas. Era un cobarde. Yo le odiaba y quería destruirle. Carter es ese tipo de hombres que se alimentan de otros. Lo abandoné y me encontró en Toronto, por entonces trabajaba en un bar de carretera sirviendo mesas. Me amenazó y me chantajeó. Me dijo que si no le ayudaba a tenderte una trampa iría a la prensa, y les contaría todos los antecedentes de mi familia, incluido lo de mi hermana pequeña, la que trabaja en el cine porno. ¿Quieres Saber un secreto?
-Claro, sería el primero que me cuentas.
-Accedí a ayudarle porque sabía que tú eres más listo que él, y más valiente. ¡Él es un cobarde! Te quiero Ton, siempre te he querido.
-Eso es todo.
-Si.
-Dime una cosa Lola… ¿porqué quiere Carter acabar conmigo? ¿Y porque no lo ha hecho en Vilanova i la Geltrú?
-No podía matarte en Vilanova, allí tú eres muy conocido. En Egipto es todo más fácil, desaparece gente todos los días, y nadie investiga nada.
-¿Sí, pero que he hecho yo para que quiera eliminarme?
-Ton, no seas tan humilde. Eres un referente en la lucha contra los neoliberales y el capitalismo salvaje. Carter pretende crear una nueva sociedad basada en esos principios y en la autoridad del neo nazismo.
La miraba mientras hablaba y recordaba que podía haber sido peor. Si aquella jauría me hubiera apresado, habría terminado la noche sobre la arena del desierto, muerto y con la única compañía de algún escorpión.

Entonces decidí aplicar la regla fundamental de mi vida...nada de rencor, nada de odio…nada de cadáveres ni fantasmas en mis armarios…nada merecía que mi amor por Lola se desvaneciese, nada. Nuestras vidas estaban unidas, como la Luna a la Tierra,  porque los fantasmas de nuestro pasado nos obligaron a elegir el amor por encima de todo. Alguna vez he pensado que era solo  un falso cuento de hadas, solo una venda para tapar una vida fracturada…y quizás sea así.

(Continuará…)

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