03 mayo 2012

...Y todo por un reloj de diez euros.


Esto que les voy a narrar es tan verídico como que el Infierno existe. El martes pasado, día festivo como todos ustedes saben, estaba yo en lo mejor de mi siesta, cuando sonó el timbre de la puerta. Levanté lentamente la cabeza y por un momento no pude hacer otra cosa que mirar atónito mi reloj. Eran las cuatro O´Clock, o sea, las cuatro de la tarde. Estaba claro que a esta hora solo podía ser Josep. ¿Quién más podía ser tan inoportuno? Atravesé con paso lento el pasillo, abrí la puerta, y sin decir nada volví a mi sofá para continuar descansando.

-Ton, tienes que dejarme el ordenador, el mio está averiado, y tengo que escribir una carta.
-Sí claro…¿pero es tan urgente?
-Lo es. Ya sabes lo que me pasó el otro día, te lo conté…lo de la chica en bicicleta…la lluvia…mi reloj…
-Sí, ya lo sé…¿Y?
-Pues que quiero escribir una carta al Director de mi empresa para quejarme, y de paso reclamarle…
-Mira Josep, haz lo que quieras, allí está el ordenador…pero déjame dormir.

El pobre se sentó frente al ordenador, se rascó la cabeza  y empezó a balbucear. Es típico de Josep,  y me dijo:

-No sé como empezar esto ni como dirigirme a esas personas…Transexport Corporation…Transexport Corporation… Señor Director general…
-Podrias usar un termino incorrecto y meter la pata, no hagas eso…-le dije yo medio dormido-.
-¿Quien hizo lo importante…eh? –replicó él-.
-Olvída el reloj, se mojó y se estropeó. Solo valía diez euros, perdonales…
-Fuiste tú quien lo hizo…?
-No, yo no fui…
-Aaah… yo hice lo más importante…quien salió aquella tarde fría y lluviosa? ¿Quien buceo bajo una lluvia torrencial, haciendo lo que debía hacer y arruinando de esa forma su reloj?
-Fuiste tú, es cierto…
-Síií señor… así que les diré a los de Transexport Corporation que me lo paguen…
-No lo hagas, anda, olvida los diez euros…
-Has oído algo llamado principios?
-¡Sí, pero no vas a emprender una cruzada por diez euros!
-No voy a permitir a mi empresa, Transexport Corporation, estas cosas, porque quien sabe a donde pueden conducirnos.

Me incliné hacia él,  y le dije:

-A donde, ¿eh?
-Pues yo creo que …a…a… ¿a que viene esta pregunta? Con mi cuenta de gastos solo puedo tener una camisa limpia a la semana debido sobre todo a los gastos extras, ¿sabes?
-Escucha, fue tu culpa…
-¿Que fue mi culpa…?
-Sí, fue tu culpa…
-Oh, ya está aquí Ton, el que siempre tiene razón. Si sabes todo por qué no me lo explicas…como habiendo salido bajo aquella tromba de agua colosal, haciendo lo que era mi deber, repito, entre columnas de agua y montañas de espuma y el incesante tronar de rayos y centellas, con el fin de conservar la dignidad, y…y…
-¿La gloria?
-…eso es, conservar la gloria de mi empresa en momentos de necesidad,… eh, espera un minuto esto va teniendo sentido (volvió a teclear el ordenador)…con el fin de conservar…
-Te he dicho ya que fue culpa tuya…en primer lugar tu empresa te regaló dos relojes, uno bueno, y uno malo ¿o no lo recuerdas?...me oyes… el primero lo consideras algo así como un seguro, es … para pagar la cena cuando te quedas sin dinero…el segundo reloj es para las trombas de agua y para nadar todo lo que quieras, ¿no? Y tu decidiste ir a recoger a aquel cliente al aeropuerto, sin paraguas, ni chubasquero, con tu maravilloso reloj de pulsera. Así que es tu culpa…olvida los diez euros.
-Silencio por favor y dejame continuar con esto. A ver donde estoy…donde esta eso…empieza según recuerdo…si,… el lunes por la tarde, bajo una tormenta descomunal, recibí la comisión de ir a recoger al aeropuerto de El Prat a un cliente muy importante, procedente de Kyoto. Éste cliente llegó a la hora determinada y después de la protocolaria presentación nos dirigimos al coche aparcado delante de la puerta G del aeropuerto, y salimos en dirección a la autovía de Castelldefels. El coche iba solo, recorriendo la concurrida carretera de entrada a Barcelona,  mi mente no lo conducía ni lo guiaba; estaba ocupada en algo mucho más importante que requería de toda mi capacidad de concentración. Y Todo fue  bien, hasta que se aproximó una muchacha en bicicleta…

Yo, por mi parte, seguía con mi siesta, sin hacerle caso… cuando a la media hora oí:

-Ajáaaaa…ajaaaaa…
-¿Qué te pasa Josep? Vamos, que quiero dormir, joder!…deja eso ya anda…te pagaré los diez euros de mi propio dinero.
-Siento mucho tu desprecio cuando deberías estar ayudándome. Es terrible, solo lloriqueas porque no te dejo siestear. Mira ni William shakespeare escribiría tan hermosa carta, verás, te la voy a leer…
-Josep, déjalo ya. Tuviste suerte de no matar a aquella chica al atropellarla. Olvida los diez euros…
-No, mañana por la mañana pondré esta carta en el buzon. Tendré en alto la cabeza y marcharé con dignidad si la envio. De no hacerlo no podría vivir ni tampoco…
-Ok, muy bien, envíala mañana si es tan importante para ti -dije interrumpiéndole y ver con extrañeza su rostro satisfecho y triunfador- pero luego no me digas que no te avisé.

A él le gustó que finalmente le apoyara en su disparatada idea. No es un hombre de acción, nunca lo ha sido, es más bien un pusilánime. De ahí su euforia. En fin, ya lo ven ustedes queridos amigos, Josep cree probable que la empresa, Transexport Corporation, le devuelva los diez euros que valía su reloj, pero como todos sabemos, la probabilidad es la característica de un evento, que hace que existan razones para creer que éste se realizará. Dicho de otra manera, La probabilidad p de que suceda un evento S de un total de n casos posibles igualmente probables es igual a la razón entre el número de ocurrencias h de dicho evento (casos favorables) y el número total de casos posibles n.  O sea, que la probabilidad es nula.

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