29 julio 2011

Las aventuras de Ton y Lola (Perdidos en el desierto capítulo V)

 … se abre la puerta dejando expandirse una luz celestial. Su figura refulgente se abre paso a través de la cortina de la tenue luz que la alumbra. Contemplo una diosa. Sigo apoyado en el marco de la puerta y le digo:
-¿Quieres un cigarrillo?…
-claro, gracias.
Enciende dos, me pasa uno y saboreo su lápiz de labios. De repente el corazón empieza a latirme tan fuerte que no oigo nada más. Quiero alargar la mano y tocarla, paladear su sudor una vez más….
-Pasa –me dice-.
Dejo que oiga mis pasos. Se queda rígida un instante y me dice:
-¿No habrás venido a divertirte?
- No, he venido a por ti.
Entonces le explico mi hallazgo, el fabuloso tesoro de la reina de Saba y bla bla bla…
-No me importa el dinero Ton, y tú lo sabes.
-A mí tampoco nena.
-Tengo que decirte muchas cosas, nunca te he sacado de mi cabeza…me he pasado las noches en vela pensando en ti.
-Lola, que solo he faltado la noche pasada, y por culpa tuya.
-Sí, pero me ha parecido una eternidad. ¿Recuerdas Ton, como intentaste psicoanalizarme cuando me conociste?
-Sí, pero me asusté demasiado y no lo volví a intentar.
-Vivía en el infierno día a día sin saber la razón de mi existencia, por eso frecuentaba los peores antros y garitos en busca de un tipo grande y duro…pero me encontraste tú a mí. Nunca alcancé a comprender por qué no te había conocido antes… hasta aquella noche.
-¿Quizás porque era la primera noche que pisaba aquel garito?
-No seas tonto, creo que fue la providencia. Un hilo invisible y misterioso que nos unió aquella noche.
-Si, y no olvides a Chesterton. ¿Qué hubiera pasado si en vez de un libro suyo, me hubieses cogido leyendo a Kundera, o a Kafka?
-Te quiero Ton, quiero afrontar lo que tenga que afrontar, pero no lo quiero hacer sola.
-No te preocupes cariño, te salvaré de todo lo que te asusta, y te llevaré muy lejos. Te quiero y te necesito.
Nos fundimos en un abrazo interminable. Me sentí como un artista tocando una obra tan hermosa. Tenía un cutis perfecto. Era maravillosa. Sus perfectos pechos se movían con el oleaje de su respiración, y se comportó como un ángel misericordioso regalándome la noche de mi vida. Entonces decidí no perder ni un segundo más preguntándome como había tenido tanta suerte de conocerla. Apagamos la luz, y se hizo la oscuridad.
…A las cuatro de la mañana, el aporreo insistente de la puerta me despertó.
- ¡Abran, policía!
Lola se incorpora en la cama, me mira asustada y me dice:
-¿No habrás vuelto a las andadas, ton? ¿No te habrás cargado a nadie?
- Que yo sepa no, le digo subiéndome los pantalones. Pero creo que alguien se ha ido de la lengua y me han hecho una encerrona. Ahora mismo - digo mientras me dirijo para abrir la puerta.
- Se acabó la juerga capullo – me dice uno de ellos, mientras me agarran de los brazos.
- Tranquila Lola, no te asustes, me encantan esos matones de uniforme, les puede hacer lo que sea, y no sientes ningún remordimiento.
Le pego una patada en la entrepierna del más gordo y consigo liberarme de ellos, pero ante mi resistencia cuatro gorilas más penetran en la habitación y me tiran al suelo, y me colocan unas esposas.
-No te preocupes Lola, no me pasará nada, le digo con la rodilla de un policía apretándome la cabeza contra el suelo.
-¡Pero estás sangrando cariño!
-Solo son unos rasguños. Te quiero mi amor, le digo mientras me levantan del suelo para sacarme del cuarto y llevarme al furgón policial.
-Agente, de qué le acusan, si es que se puede saber – pregunta Lola a uno de los policías que por su mala pinta parecía ser el jefe. ¿No se habrá peleado en un bar, verdad?
- No señora, no hablamos de una pelea en un bar, ni que un cretino haya quemado a alguien con gasolina. Esto es mucho más gordo. Su novio ha encontrado la Tumba de la reina de Saba, la ha saqueado sin los permisos ni autorizaciones de rigor…
- ¿Sin sobornos? Interrumpió Lola.
-Eso –replicó el poli-,y ha profanado el bajo relieve del dios de la fertilidad, Minh, recortando el tamaño de su pene.
- Ton – me grita ella- eres un imbécil, la has vuelto a cagar. ¿No podías dejar tranquila la escultura del dios de la fertilidad, Minh? Siempre serás un capullo Ton.
- Dime que me quieres Lola, lo necesito ahora más que nunca.
- Te amo, nunca he conocido a nadie como tú metiéndose en problemas…eres irrepetible amor mío.
Fuero las últimas palabras de Lola y las grabé a fuego en mi corazón. Lo que sigue, ya lo conocéis.
…A tan solo unas horas de las doce y de mi muerte me llevo la primera sorpresa en 18 meses. Mi única visita. Estoy preparado para todo excepto para este perfume… ese aroma de ángel que solo podía ser de mi Lola… ¡Tremendo contraste! Su belleza seguía siendo extraordinaria, y ella maravillosamente atractiva. Parecía envuelta en una especie de aura. Una verdadera delicia para los sentidos pensé, mientras mis ojos chispeantes prendían la luz modelada por aquel cuerpo hermoso. La recorrí con la mirada en una lenta declinación, saboreando su perfección sobre aquel lienzo tenuemente iluminado. Su melena brillante y exuberante resplandecía como el pelaje de un felino. Vestía un vaporoso y elegante vestido rojo entrañas, con un escandaloso escote que dejaba al descubierto su pecho precioso. Al terminar mis fantasías adobadas en testosterona ya estaba a un palmo de mí.
- Hola Ton- me dijo entreabriendo sus labios lo justo para dejar escapar el deseo- ¿no tienes una cerveza por ahí?
- No te daré nada de alcohol- contesté-, además, sé que no has venido por eso, ¿verdad?
- No, he venido porque por fin me han dejado verte, y porque he vuelto a sentir ese frio que se me agarra al estomago y me dice una vez más que te quiero más que mi vida.
No soy capaz de dejar de mirarla.
- Te quiero, Lola.
- Yo también a ti con toda mi alma. Tengo que decirte tantas cosas, y nos queda tan poco tiempo.
Una vez más tenía razón. Era inútil discutir con ella…me quedaba poco tiempo, efectivamente.
-Te veo muy delgado Ton, ¿has cenado bien?
-Un filete bastante decente y una cerveza Coronitas, la primera desde que estoy aquí.
- Tienes que comer más mi amor, no me gustas cuando estás tan delgado, ya lo sabes.
Así era mi Lola, a veces solo tiene que desahogarse un poco, y al rato está como si nada…
-Lo siento Lola, ya sabes que si no ceno contigo, desaparece mi apetito…Luego te veo y...
Por fin entra el cura confesor. Me saluda, se sienta a mi lado y me pregunta:
-¿Cuales son tus pecados hijo?
-Bueno padre no quiero tenerlo aquí toda la noche así que le contare solo lo más reciente…
Luego me afeitan la cabeza, me ponen los electrodos y me preparan…ya era hora de que llegara el momento. Finalmente se hace la oscuridad, pero no me importa, no pasa nada. Ella está a salvo. Yo muero, ella vive. Me parece justo.

(Continuará...)

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