30 julio 2011

Las aventuras de Ton y Lola (Perdidos en el desierto capítulo IX)

…-Hola princesa, siempre es un enorme placer verte. Un buen champán como este debe paladearse, pero dadas las circunstancias no creo que la historia me juzgue duramente si lo bebo de un trago. Te sientes solo cuando amas a alguien, una vez que empiezas…una vez que amas a alguien, el tormento se vuelve una forma de vida. Si amas con locura ya nadie te interesa. Construyes un muro de cadáveres a tu alrededor, cuanto más alto sea, más seguro te sientes, así que sigues amontonando cadáveres. Es un mundo frio, pero al menos sé cómo mantenerme caliente.
-Hola Ton, tan teatral como siempre. Veo que no has cambiado nada. Todavía recuerdo que te ponía cachondo leer a Shakespeare antes de hacer el amor.
-Hola Lola, y recuerdo que a ti te gustaba.
-¿Y qué es más fácil, Ton…dejar de atormentarse, o mantenerse caliente?
-Tragarme el champan es mucho más fácil, Lola, créeme. Estabas guapa la última vez que te vi, estás guapísima esta noche. Aguardo mañana con impaciencia.
-¿Me das fuego?
-Nunca le niego nada a una rubia con ojos verdes.
-¿Y si fuera morena con ojos marrones?
-Sería igual…siempre has sido mi tipo de mujer.
-Vaya, ¿y si fuera enana y miope?
-Supongo que Matt no te hubiera dejado entrar… ¡Que tontería! Por cierto, veo que has cambiado de peinado.
-Cuando una mujer cambia de hombre, cambia de peinado.
-Este es un local muy interesante le felicito –interrumpió Malone.
-Es curioso, no se lo va a creer pero dudé entre poner una granja de engorde de pollos y esto.
-Eligió bien.
-Gracias. El olor fue lo que me decantó. El olor y el ruido que hacen los pollos.
-Pues repito mi felicitación.
-También yo le felicito.
-¿Y por qué?
-Por hacer tan feliz a Lola.
-Lo intento.
-Otros lo han intentado… y usted lo ha conseguido por lo visto.
-Debo informarle señor Tony que muchas veces Lola me ha hablado de usted de una forma que me ha hecho sentir celos.
-Al principio no estaba muy segura de que fueras tú, Ton –interrumpió ella-…nos vimos por última vez en…
-En la cárcel de máxima seguridad de shriek hijam bei. En medio del desierto -contesté mirándola fijamente a los ojos.
-No lo has olvidado…claro fue el día de tu ejecución.
-Un día así no se olvida, Lola.
-No, claro.
-El carcelero iba de gris, el cura de negro, y tú ibas vestida de rojo. Lo recuerdo como si fuera ayer – añadí.
-Sí, he guardado ese vestido. Cuando llegue la ocasión, volveré a lucirlo.
-Nadie es capaz de decir esto como tú, Lola.
-Ni nadie es capaz de sortear la muerte como tú, Ton.
-Para mí sería un verdadero placer invitarle a nuestro nuevo hogar, Hong Kong.-interrumpió nuevamente Malone-. Siempre y cuando encontremos los salvo conductos necesarios para abandonar esta Europa decadente, señor Tony-añadió.
-Y para mi, sería un honor contar con semejante guía. No conozco Hong Kong. Un filósofo dijo una vez que el misterio de oriente es el misterio de la conciencia en la que no entramos. Pero también me han dicho que en Oriente hay muchas moscas.
-Sabe usted señor Tony que los científicos hacen experimentos con moscas drosófilas, porque la estructura de su cerebro es muy similar a la nuestra.
-Vaya, no lo sabía. Y dígame señor Malone, sabe usted que el caballo nos ve más grande de lo que somos por su ojo deformante, y gracias a eso lo hemos podido domesticar. Es nuestro ojo, nuestra vision lo que nos dicta nuestra forma de actuar respecto a los demás…
-Aaaagg! Vale ya Ton, no empieces, que te conozco-interrumpió Lola- . No saques a pasear tu pedantería, no esta noche. Esta noche vamos a tomar una copa y olvidarnos de todo.
-Tienes razón, Lola. ¿Te he dicho que desde que me abandonaste tengo un sueño maravilloso y recurrente? Sueño que que una mujer preciosa de ojos verdes me trae el desayuno cada mañana.
-Esto se lo dirás a todas las mujeres.
-No, solo a las mujeres preciosas de ojos verdes que me traen el desayuno.
-Me encantaba como ponías la mantequilla…a las tostadas -dijo Lola.
-Y a mí. Veo que tampoco lo has olvidado.
-Por supuesto. Eso no se puede olvidar, Ton.
-Lamento tener que decirlo, pero se hace tarde – dijo Boss Malone, algo mosqueado.
-Señor Tony, ha sido un placer.
-Y para mí – contesté.
-Volveremos –añadió Malone.
-Eso espero
-Ton, despídeme de Abdul, -dijo Lola- le he visto regando el jardín cuando hemos llegado,…por favor.
-Lo haré.
-Siempre lo he apreciado, ¿sabes?
-Lo sé. Seguramente porque nadie en el mundo es capaz de meterme en líos como él.
-Buenas noches Ton.
-Buenas noches.
¿Por qué has tenido que venir precisamente a Vilanova i la Geltru, Lola? – me pregunté para mí, mientras la miraba alejarse hacia la salida. Algunas mujeres, y ella pertenecía a esa especie, parecen tener ese fuego ardiente, se mueven, hablan y hasta respiran de forma tan sensual, que todos los hombres se mueren por ellas. Lo más loco de estas mujeres, es que la seducción que despiden no tiene nada que ver con el aspecto físico o un rostro perfecto, pero en Lola se juntaba todo. Era como la reencarnación de una princesa eslava, distante y fría, pero también magnética y ardiente como el núcleo de una estrella. …Nadie caminaba delante de Lola… se arrastraba. El objetivo de cualquier hombre al verla, no era conquistar el corazón de ninguna otra mujer, sino el de ella. Pero llegar hasta él era como luchar en las trincheras. De seto en seto, de zanja en zanja. Hasta vencer por extenuación, o morir en el intento. Lola no era como las demás mujeres. Era la mujer.
Estaba ya abriendo la puerta para salir, pero entonces giró sobre sí misma. Se mojó explícitamente el labio superior pasándole su rosada lengua, y me miró con sus enormes ojos verdes en silencio durante un segundo. De arriba a abajo. De abajo a arriba. Sonrió. Volvió a mirar. Volvió a sonreír. Con una mirada sensual, de deliberada complacencia, casi de pensamiento pecaminoso.
Nunca es fácil recibir un flechazo. Las flechas tienden a doler mucho. Si te atraviesan la carne limpiamente está bien, puedes lidiar con eso. Es doloroso pero termina pronto. Pero si topan con un hueso y entran en la caja torácica, rebotan dentro de tu pecho destrozándote el corazón, Entonces tendrás suerte si se apagan las luces en menos de tres minutos. Por eso es siempre mejor cazar que ser cazado y flechar que ser flechado porque hay una regla de oro que jamás puede romperse. Una vez enamorado, te quedas así.

(Continuará...)

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