30 julio 2011

Las aventuras de Ton y Lola (Perdidos en el desierto capítulo XII)

…Jimmy Carter casi me había convencido. Los motivos esgrimidos eran de peso, y si encontrar la mítica ciudad perdida de Palmira  podía salvar a la humanidad del voraz apetito de los Mercados financieros y de los neoliberales, entonces tenía el deber  y el compromiso de implicarme en el asunto. Pero algo muy fuerte se interponía y luchaba en mi interior, algo que me impedía asumir la demanda de ayuda de Carter, algo que me importaba más que el futuro o los designios de la humanidad, de hecho no era algo, sino alguien, y con nombre propio: Lola.  Hacía tan solo unas horas que el destino la había vuelto a meter en mi  vida, y no quería ni podía alejarme de ella nuevamente. Quería recuperar su amor. Sentía la necesidad ingobernable e irrefrenable de cogerla entre mis brazos para fundirla conmigo. El acto de vivir provoca el sufrimiento, y la vida es un continuo deseo insatisfecho, pero siempre he pensado que debe existir una razón poderosa, o en cualquier caso, suficiente,  para que  las cosas sucedan. Si Lola estaba en Vilanova i la Geltrú,  era porque el destino hacía lo había querido. Y yo no quería ir en contra del destino. Así que miré a Carter, encendí un cigarrillo, y dije:
-Si la nariz de Cleopatra hubiera sido más pequeña, el mundo sería diferente.
-Perdón, no le entiendo-contestó sorprendido-.
-Oh, perdón – repliqué-.  Es una cita del famoso filósofo  Blaise Pascal. Quiero decir, que el factor humano siempre ha estado en el centro de la historia. Y usted no ha contado con el factor humano señor Carter. Los motivos que me ha dado, aunque muy horribles, no son suficientes. Lo siento, no puedo aceptar su oferta.
-Está bien señor Tony, entonces le daré un motivo más. Un motivo que usted me  obligada a desvelar. Un motivo determinante. Un motivo doloroso e inesperado. Un motivo que hubiera querido que supiera más adelante, cuando ya estuviera usted sobre el terreno. Un motivo que…
-¡Carter! –interrumpí  gritando y dando un golpe sobre la mesa,  haciendo volar el salero  hasta la mesa vecina -  haga el favor de no marear más la perdiz, y vaya al grano de una puñetera vez.
Carter se sobresaltó más que el salero, cogió su copa, echó un trago largo, me miró, bajó la vista, y murmulló:
-Lola.
-¿Cómo? –pregunté nervioso-.
-Lola –repitió él-.
¡Coño! Ya sé que ha dicho Lola. ¿Pero qué pasa con ella?-grité nuevamente, alzando mis manos al cielo, como pidiendo auxilio.
-El genio malvado del gran capital y de los neoliberales, adoradores de la codicia y el dinero que creen solo en el dios de la especulación,  tienen una nueva diosa,   y es una mujer: Lola.
-¡Como! ¿No era Madhof y su mano derecha,  Boss Malone?-pregunté sorprendido-.
-Madhof está acabado, y Boss Malone es ahora el secretario de Lola. Malone es solo un títere. Malone es lo que la voluntad de Lola ordena.
-Un momento…Quiere usted decir que Lola es ahora la punta de lanza, la daga, el estilete de los neoliberales?
-Así es.
-jajajajajaja, Bueno Carter, debo reconocerle que me ha impresionado usted con esta información, pero dígame una cosa, ¿saben los neoliberales que Lola es mujer, y que solo sabe gastar, que nunca ha sabido invertir un puto euro?
-Hay otra cosa que debe saber señor Tony, Lola no es la misma mujer con la que convivió usted durante más de veinte años.
-No me diga que se ha operado,… ¿Ya no es mujer?
-Al poco tiempo de su ejecución en la cárcel de shriek hijam bei,  Lola se casó con Farukh, descendiente de la familia real egipcia en el exilio. Tras el derrocamiento de Hosni Mubarak, Farukh subió al trono de Egipto con el nombre de farukh II y es desde entonces el soberano de Egipto. Y Lola se llama ahora Yaiza… princesa Yaiza. Desde hace seis meses, Farukh II forma parte del elitista y misterioso  club Bildeberg, al cual pertenecen algunos de los grupos financieros más importantes del mundo, y lo que más le va a sorprender: la princesa Yaiza, o sea Lola, ha sido elegida en la última reunión celebrada en Vouliagmeni, cerca de Atenas, consejera-delegada para los asuntos árabes, O lo que es lo mismo, la encargada de encontrar la mítica ciudad de Palmira.
-Carter…no siga más, ahora sí que  necesito otra copa, y picar algo –dije llamando al camarero-
-Le comprendo.
-Aquí estoy-dijo Abdul-  ¿que pedirán los señores?
-¡Abdul!!  ¿No estabas regando el jardín? ¿Qué haces aquí sirviendo las mesas?-pregunté asustado.
-La señorita Jenny, las bendiciones y la paz sean con ella, me ha pedido que ayude en la sala, Tony Pashá.
-Está bien, ya hablaré luego con ella. ¿Qué tal están esta noche los arenques con  patatas al aceite, Abdul?
-Les pondré una cazuelita, así se harán a la idea Tony pashá.
-Ah, trae también una botellita de Rioja, Abdul, a ver si me emborracho, la ocasión lo merece.
-Necesitamos que nos ayude, es usted un experto, un especialista en el mundo árabe musulmán-continuó Carter-. Encuentre la ciudad de Palmira antes que Lola, señor Tony. La situación en Grecia, en Italia, en España está al borde del precipicio, solo salvando Palmira de la voracidad de los mercados y los neoliberales, solo así podemos salvar al resto del mundo. Palmira tiene que ser el cortafuegos que detenga al grupo Bildeberg. Si no, caeré Cataluña y finalmente Gran Bretaña deberá arrodillarse ante el neoliberalismo más cruel.
-Está bien. Cuente conmigo Carter. No permitiré que la Sagrada Familia de Barcelona, o Trafalgar Square sean privatizados, ni tampoco permitiré que los taxis de Barcelona dejen de ser negros y amarillos, ni que haya que pagar por ver el cambio de guardia del palacio de Buckingham, o que  a los Beefeaters de la torre de Londres les hagan contratos basura de dos días. No, no lo permitiré como tampoco aceptaré que  los castellar de Vilafranca del penedés lleven publicidad en la barretina. No se preocupe Carter, le ayudaré, pero no olvide nunca que trabajado por mi cuenta, y siempre he sido y seré el capitán de mi propio barco. Dígame solo cuando tengo que salir, y hacia dónde.
-Su contacto le aguardará en el aeropuerto de Alejandría, delante de la oficina de Europcar. ¿Brindamos entonces por el éxito de la misión?
-Los mejores éxitos vienen a menudo después de las mayores decepciones-contesté chocando su copa-
Luego con disimulo saqué una foto de Lola que siempre guardaba en mi cartera.  La miré melancólicamente y recordé una frase de Sir Laurence Olivier: “La vida es lucha y tormento, decepción, amor y sacrificio, atardeceres de oro negro y de tormentas”.

(Continuará…)

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